lunes, diciembre 07, 2009

A comer

La gastronomía peruana es un tema que está casi literalmente en boca de todos. Pero abordarlo desde el formato del documental no es tarea fácil. Se puede seguir caminos más o menos fáciles como repetir las conocidas recetas, contar anécdotas de chef famosos o hacer un recuento de la historia de nuestros platillos favoritos.

El camino escogido por Cabellos ha sido distinto y más interesante. De ollas y sueños, sin dejar de contar las vicisitudes de los cocineros más exitosos o el origen de los potajes, tiene una apuesta mayor. Ver la cocina peruana como un lugar de integración, donde la mayor parte de compatriotas se siente identificado.

Es por ello que son pocos los comentarios sobre la gastronomía del país hechos por extranjeros –un crítico y un chef, ambos de España, entre los más relevantes– pues lo importante no es tanto la cada vez mayor aceptación de nuestros platos en el exterior, sino cómo esos platos son interpretados por los peruanos. Especialmente significativas son las escenas de las familias de inmigrantes en Londres, Nueva York o Madrid, que ven como un acontecimiento especial degustar un turrón de Doña Pepa o un pisco sour, o a los damnificados de Pisco compartir una olla común por Navidad.

Si algo se puede reprochar a la cinta es que en la parte final se le de demasiada a Gastón Acurio. Aunque es un personaje ineludible, por su importancia en la difusión de la gastronomía peruana, en un documental con esta temática, el exceso de exposición de él distrae al público del objetivo primordial del filme. Más allá de eso, se trata de una muy entretenida y suculenta película. Lástima que tan sólo esté en cartelera una semana. Provecho.


Ficha técnica
De ollas y sueños
Dirige: Ernesto Cabellos.

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