jueves, mayo 23, 2013

La peor de las hijas


La obra Por qué cojea Candy puede ser vista como la historia de una mujer de algo más de cuarenta años, miembro de una familia de clase media, que confiesa a su esposo un periodo oscuro de su vida, cuando acabó el colegio y fugó a la selva a encontrarse con su padre. Su relato, ubicado justo en los últimos días de la década de 1980 y primeros de la de 1990, se ambienta en la sórdida realidad de Tingo María, Uchiza y sitios cercanos de esa época. Sin embargo, tiene más aristas que explotar.

A lo largo de la hora y media que dura la función se van soltando elementos que sugieren un secreto mayor y más inconfesable que la cercanía de la joven con narcotraficantes y el mundo de la prostitución. En cierta forma, es una metáfora de aquellos años difíciles para el país, época que no importa todo lo que se recuerde, siempre habrá algo peor en la memoria.

Una buena decisión del montaje es destinar a dos actrices para dar vida al papel protagónico – por ratos de forma alternada, por ratos las dos juntas a la vez – creando un ambiente ambiguo y sugerente. Solo las acompaña un músico y la proyección ocasional de videos.

Un reparo a la puesta en escena es que, una vez acabada la acción, se resuelva uno de los enigmas de la historia a través de la proyección de algunas imágenes. Sin embargo, este problema no opaca los aciertos de la obra como la extraña química que se crea entre las actrices y o lo denso de la historia. Por otro lado, imperdible la aparición fugaz del escritor de esta pieza.

Ficha técnica
Por qué cojea Candy. Dirige Marco Otoya. Escrita por Alfredo Bushby con la colaboración de Briscila Degregori. Actúan Sheillah Gutiérrez y Claudia Tasso. Acompañamiento musical de Pedro Schmitt. En el teatro Racional (avenida Balta 170,  Barranco), de jueves a sábado a las 20.00 horas.

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