martes, mayo 30, 2006

La voz de los ochenta

En apariencia esta pieza tiene cuatro personajes. Una familia disfuncional compuesta por la madre esquizofrénica, el hijo subterráneo y la hija adolescente conflictiva, junto a una vecina al borde de un ataque de nervios.
Sin embargo, hay un quinto protagonista, tal vez más relevante que los anteriores. Es esa Lima de apagones, toques de queda y coches bomba. Una ciudad en la que todos actuaban como si no pasara nada aunque se cayera el mundo a pedazos. No es gratuito que la excusa que da inicio a la obra sea el ruido de una alarma que algunos escuchan y otros no.
La trama se inicia así, con la vecina, interpretada por Denisse Arregui, que reclama a Augusta (Sofía Rocha) para que apague su alarma. Por una serie de malentendidos se le pasa la hora y termina en la casa de Augusta esperando el fin del toque de queda.
La acción transcurre en la sala de un hogar de clase media de fines de los ochenta. Detalles como la ventana con cinta adhesiva como prevención a los coches bomba nos hablan de la paranoia que se vivía en ese entonces.
El papel de Arregui es el de una joven esposa profesional y que, a pesar de la difícil situación del país, se comporta de manera "normal". En oposición, Augusta y sus hijos Agustín (Oscar Beltrán) y Agustina (Pierina Atirota), tienen caracteres que los descalificaría como familia modelo.
A pesar de que la vecina es el personaje principal, las líneas de Augusta y su prole son las más logradas. Memorable Agustina diciendo que lo mejor de los apagones es que llegan en el momento oportuno. En cambio, la vecina se nota forzada a ser la conciencia del grupo. Sin embargo, ella origina uno de los momentos para recordar de la obra: la particular versión de Devuélveme a mi chica de Los Hombres G.


Ficha técnica: Ruido. Centro cultural de la universidad Católica (avenida Camino Real 1075, San Isidro). De jueves a domingo a las 20.00 horas.


(Publicado el 30 de mayo en El Peruano)

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