Carlos Alberto Montaner, periodista
Uno de los cubanos opositores a Fidel Castro más conocido, el periodista Carlos Alberto Montaner, estuvo en Lima participando de unos actos académicos. Èl, un férreo impulsor del liberalismo, comentó sobre la situación de América Latina, en particular el Perú, y el futuro del régimen comunista en su país.
¿Si el liberalismo es tan provechoso para los países por qué no es popular en muchos países?
- La explicación es bastante obvia. Lo que ha fallado es el Estado. Mientras no haya un Estado capaz de proporcionar justicia, que dé condiciones para que el sistema educativo sea universal y bueno, y la salud pública – privada o manejada desde el gobierno – garantice unos servicios mínimos, es muy difícil que exista una continuidad entre sociedad y Estado. Cuando el señor Fujimori, en el año 92, destruyó la institucionalidad peruana, el 65 por ciento de peruanos lo apoyó. Lo mismo sucedió en Venezuela con Hugo Chávez cuando intentó un golpe militar. Esto quiere decir que la gente no se ve reflejada en el Estado. Para cambiar esta situación se necesita un Estado eficiente.
¿Usted cree que Fujimori y Chávez han creado daño en la institucionalidad de sus países?
- Yo creo que sí. Lo que hace grande a los países es el respeto de la ley, rule of law como dicen los ingleses. Mientras que no haya una subordinación real de la clase dirigente a la autoridad de la ley, no podemos esperar redención para los problemas latinoamericanos. El gran reto de todo gobierno es hacer un Estado tan eficiente que los peruanos no quieran cambiarlo, como sucede en Europa, Canadá, Estados Unidos.
¿Le parece que, al hablar de liberalismo, se carga demasiado por el lado económico?
- Ese es un error muy frecuente. El liberalismo empieza como una reflexión filosófica sobre los derechos fundamentales. Ese es el pilar fundamental. Pero luego viene la primera gran reflexión liberal que es de carácter jurídico. La necesidad de crear un estado de derecho. Un siglo después viene la reflexión económica con Adam Smith y los pensadores del mercado. Pero quien olvida que el liberalismo es primero una reflexión filosófica y jurídica, y luego económica, no entiende el pensamiento liberal.
¿Usted considera que las clases dirigentes están convencidas de las posturas liberales o es cuestión de moda?
- No creo sinceramente que estén convencidas. Hay una gran responsabilidad en las clases dirigentes de todos los sectores – empresarial, académico, medios de comunicación, etc – de que América Latina sea el lado más pobre y convulso de Occidente. Pero hay un aspecto importante. Para que el capitalismo funcione y las instituciones liberales den sus mejores frutos no basta con propiedad privada y elecciones periódicas. Honduras es el país más pobre después de Haití y tiene esos dos elementos. De lo que se trata es que no haya una actitud mercantilista, ni que el Estado sea empresario.
¿El liberalismo económico no debería estar separado de una libertad en lo político?
- Un caso típico es el de Pinochet. Hubo unos cuantos económicos muy brillantes que afortunadamente le dieron un giro económico al país. Y la aventura, que fue muy sanguinaria, finalmente se salió de salió de ella 16 años más tarde. Lo importante es que esas reformas se pueden hacer sin la mano dura de un dictador.
¿Se hubiera podido hacer sin Pinochet?
- No creo que se hubiera podido hacer sin Pinochet porque había una larga tradición socialista en todas las fuerzas del país, incluso en la derecha conservadora. Pero se puede hacer las reformas liberales en cualquier sociedad. Un caso que me interesa es el de Nueva Zelanda, en el que los laboristas son los que las hacen en la década de 1980.
Pero es lamentable que se den en dictadura.
- Es lamentable, pero peor es que no se den. Lo vemos en China. Es mejor la China con reformas hacia el mercado que la de Mao. No me hace feliz la actual, pero es mejor que la de Mao Zedong que era una colmena enloquecida.
¿Es válido decir neoliberal o liberal?
- Neoliberal en la medida que el liberalismo es una manera de entender las relaciones entre la sociedad y el Estado que se renueva constantemente. Pero si se entiende por neoliberalismo como una actitud ajena a la sensibilidad social, eso no tiene que ver con la realidad. Hay que acabar de entender que el liberalismo no es una ideología. Una ideología es siempre una visión que parte de la idea que se sabe hacia donde va la humanidad como el fascismo o el marxismo. El liberalismo se queda en la construcción de instituciones. No sabe hacia donde va la humanidad ni le interesa averiguarlo.
¿Pero si es una manera de ver la realidad, entonces el liberalismo sería una ideología?
- Yo le estoy dando el sentido a ideología que le da Popper que es el creer saber hacia donde va la humanidad y, algo más peligroso, hacia donde debería ir. Los liberales descubrieron en la historia que algunas cosas funcionan más que otras. No se tratan de ideas preconcebidas. El liberalismo como una deducción de la realidad, de alguna manera científica a partir de las cosas que funcionan o no en las sociedades.
Perú y el TLC
A principios de 2006 usted consideraba que el Perú podía incluirse entre los países de América latina tendientes a la globalización. A un año de ese pronóstico, ¿cómo ve ahora al Perú?
Esta segunda etapa de Alan García es promisoria, está haciendo las cosas bien. El país se está pareciendo en su comportamiento público a los desarrollados que se manejan con cierta seriedad fiscal. Por ejemplo, el esfuerzo del Perú por integrarse al tratado de libre comercio es interesante e inteligente. El problema es que no sabemos qué va a pasar dentro de cuatro años. La verdad es que el Perú pudo haberse sumado a la loca aventura bolivariana si ganaba Humala, que estuvo cerca. El problema es que mientras no haya un consenso de cómo se hacen las cosas, no hay estabilidad a largo plazo.
¿Cree que si la región se inclinara hacia posturas distintas a la peruana, hay la posibilidad de contagio en el país?
- Hay una posibilidad, por supuesto. Yo creo que hay un esfuerzo deliberado del señor Chávez de influir en el futuro del Perú. Yo creo que todos esos círculos bolivarianos que se crean con distintos nombres, el apoyo a Humala, es sembrar la semilla de lo que él quisiera: un mundo andino controlado desde Caracas.
Cuba después de Castro
¿Sobrevivirá el régimen castrista a Castro?
- No lo creo. Es un régimen caudillista forjado entorno de la mentalidad mesiánica de este personaje, que él mismo ha aplastado a las instituciones comunistas, con una enorme fatiga de las clases dirigentes. Yo creo que eso evolucionará a una democracia y una economía de mercado como pasó en Europa del Este.
¿Qué se puede rescatar de este sistema?
- Yo creo que hay que sostener y mejorar los servicios de salud y educación, porque son muy extendidos y no son malos. Pero es muy importante mantener eso. Allí va a estar uno de los elementos de cohesión con el Estado.
Dato
Libro del peruano Eudocio Ravines le sirvió para desilusionarse del modelo socialista
Montaner tiene más de 20 libros publicados
A los 17 años fue preso político del régimen de Fidel Castro
Sumilla
“Hace 20 años que soy experto en la muerte de Fidel”
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