Francisca (Kareen Spano) no puede recordar en la noche lo que ha hecho en el día. Tampoco puede mantenerse despierta apenas se pone el sol. Es una calurosa jornada de verano, y el edificio donde vive sufre problemas con el agua y el ascensor. A pesar del marco realista en el que se inicia la obra, poco a poco lo onírico y fantástico va apoderándose de la trama. ¿La protagonista sufre una pesadilla o es una maldición del pasado la ha alcanzado?
Se trata de una inteligente puesta en escena que saca el máximo provecho del texto del alemán Roland Schimmelpfennig. Por ejemplo, cada personaje está diseñado como un unipersonal y describe con minuciosidad cada acción que realiza. Esto genera un ambiente enrarecido muy acorde con la historia.
Otro punto a destacar es la escenografía. Escaleras que no llevan a ningún lado y estructuras de madera de formas caprichosas nos introducen desde el primer momento en la pesadillezca historia de Francisca. Sus pasos a desnivel sin ninguna lógica aparente hacen recordar en parte la casa del protagonista de Él de Buñuel.
Las actuaciones son logradas, en especial la de Spano. Se nota también bastante cuidado en la expresividad corporal de los artistas. En suma, un montaje como para no perdérselo.
Ficha técnica
La noche árabe de Roland Schimmelpfennig
Dirige Jorge Villanueva
Actuaron Marcello Rivera, Diego Lombardi, Juan Carlos Morón, Kareen Spano y Elsa Olivero en el Goethe Institut Lima en una temporada muy corta hasta la semana pasada.
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