lunes, julio 25, 2011

Oswaldo Reynoso: Inocente mayor

Un problema de las lecturas obligatorias en los colegios es que los adolescentes, por esa rebeldía de su edad, suelen poner reparos los libros propuestos o, lo que es peor, verlos sólo como una obligación. Hay excepciones. Una de ellas es Los inocentes, también conocida como Lima en rock, primer libro de prosa de Oswaldo Reynoso que en estos días celebra la friolera de medio siglo de salir de impresa.
Este año, la coincidencia de este aniversario y los 80 años que cumple el autor arequipeño ha sido la excusa perfecta para homenajearlo. Primero fue, a fines de verano, una singular muestra curada por el colega Enrique Planas en el Centro Cultural de España. Hoy es el turno de la Feria Internacional del Libro de Lima.
Los inocentes es, para algunos, una suerte de novela corta o, para otros, colección de cuentos sobre un grupo de amigos de barrios marginales. Justamente, en alguna edición del libro tenía de subtítulo el de “relatos de la collera”, en el que la jerga con la que se aludía a la gavilla de protagonistas delataba ya la propuesta del autor. Aunque no es el primer libro que persiguiera retratar aristas sórdidas del mundo urbano peruano – varios años antes José Diez Canseco había dado a imprenta Duque, por ejemplo – es uno de los más recordados por su afán pionero por su afán pionero de mostrar el universo adolescente. Un lenguaje agresivo, pleno de lisuras y jergas, captura aún hoy a los jóvenes que por sus páginas se ventura.

Vivito y coleando
Hace unos días, en la inauguración de la Feria del Libro, encontramos a un Oswaldo Reynoso emocionado con el homenaje que se le realizará esta noche. Según sus palabras, estaba feliz porque en el Perú las celebraciones se hacen con los artistas ya muertos, y no como en su caso “vivito y coleando”.
Comentó que no para de escribir, aunque no todo lo que produce lo da a la imprenta. Sin embargo, una buena noticia para sus seguidores es que antes que acabe el año debe estar en librerías un nuevo libro suyo.
Aunque la replana de comienzos de Los inocentes, propia de los 60, ya no es la misma que la que se habla en las esquinas hoy en día, el espíritu rebelde del libro – y de su autor – se mantiene intacto. Sus opiniones, con las que se puede o no estar de acuerdo, las dice sin temor al qué dirán ni a quedar mal con nadie. Se tendrá, pues, esta noche una oportunidad de verlo y escucharlo. Qué nueva provocación irá a decir mientras nosotros, inocentemente, vamos a aplaudirlo.

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