Hace cinco años se montó en Lima Traición, una conocida obra de Harold Pinter. Al igual que en la actual obra en cartelera de este autor La fiesta en cumpleaños, uno de los protagonistas era Paul Vega y el espectáculo se realizaba en la misma sala, La Plaza Isil. Lo acompañaban en esa puesta en escena Vanessa Saba, Miguel Iza y Eduardo Cesti. El director en esa ocasión fue Jorge Castro, a quien le hice esta entrevista en el 2006.
¿Cómo llegaste a esta obra?
- La leí hace unos años. Es la primera que conocí de Harold Pinter y siempre me gustó muchísimo. Luego me acerqué a otras. A partir de la propuesta de Chela de Ferrari de que plantee un drama de un autor de peso para este año estuve revisando a distintos autores y textos. Pero después de la búsqueda regresé a Traición que fue mi idea original.
¿Qué te atrajo de esta historia?
- Me resultó muy interesante que contara una historia a lo largo de nueve años. Es como hablar de toda una vida. Eso me resultó muy atractivo pues nunca lo había hecho.
¿Qué es lo que te agrada del teatro de Harold Pinter?
- Me gusta el uso de la palabra que plantean sus textos. Los personajes nunca explicitan qué es lo que quieres. Detrás de las conversaciones cotidianas que realizan se esconden voluntades, intenciones, acciones, que nunca están del todo descubiertas. Esa forma de mostrar cómo transcurren en la intimidad los momentos fundamentales de las personas me resulta muy atractiva. Sus obras permiten al director y a los actores realizar un enorme proceso de elaboración propia. Con el mismo diálogo podrías contar cualquier otra historia.
El reto de Pinter
¿Qué fue lo difícil de esta adaptación?
- El gran reto fue el trabajo de descubrir e interpretar, debajo de esos textos tan poco explícitos, qué pasa realmente en la pieza. La ambigüedad es parte de su riqueza. He buscado interpretar la obra comprendiendo a los personajes sin juzgarlos. Me gustaría que esa sea la experiencia del espectador.
¿Cómo fue el proceso de puesta en escena?
- Hemos empezado a ensayar el 24 de abril. Es bastante tiempo. Para una obra de pocos personajes como ésta, normalmente es más corta la preparación. Sin embargo, había tantas cosas que descubrir que preferimos comenzar antes. La historia retrata nueve años, no tres días. Además, como se narra de atrás para adelante, los actores no pueden usar el estado emocional de una escena para la siguiente. Es un gran reto actoral.
*Entrevista publicada en el diario El Peruano el 27 de julio de 2006 con el título Un Nobel se estrena en Lima.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario