viernes, abril 27, 2012

Spy Kids 4: Los pequeños James Bond

La saga que Robert Rodríguez iniciara a principios de este siglo sobre familias de padres e hijos espías continúa ahora con nuevos protagonistas. Esta cuarta entrega, en resumen, narra cómo Rebecca (Rowan Blanchard) y Cecil (Mason Cook) descubren que su madrastra Marissa Cortez (Jessica Alba) es una agente secreto y terminan reeditando –y conociendo– a sus "tíos" Cortez, ya unos jóvenes, que fueron los primeros miniespías.


Visto superficialmente, da la impresión de que es una típica franquicia hollywoodense, hecha para ser extendida con el fin de recaudar  hasta matar a la gallina de los huevos de oro en 3D. Pero debajo de la aparente simplicidad de su argumento, se esconde una obra peculiar en la filmografía de Rodríguez.
Uno de los principales méritos del director, responsable de El Mariachi, es haber dado vuelta a los clichés, en este caso de las películas para niños estadounidenses, para mostrar híbridos con sensibilidad latinoamericana que no se queda en el apellido de los personajes. Por ejemplo, el paradigma de la familia nuclear –figura paterna e hijos, y poco más– se diluye en esta saga en medio de la selva de primos, tíos, abuelos, y demás que van surgiendo al paso. En esta última película se riza ese rizo.
La anécdota principal – capturar al enemigo de turno que quiere robar el tiempo, haciendo una metáfora ingenua sobre los momentos pasados en familia–  responde a los estándares del público principal al que está destinado el filme. Sin embargo, más allá de lo correcta que sea la película, no plantea grandes variantes a la fórmula inicial.
La cuarta entrega ha servido para ver a los miniespías originales dando el relevo a una nueva promoción. En cierta forma, se ha cerrado un círculo. Una quinta parte que no plantee algo nuevo pondría en juego el buen recuerdo de la serie.


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