sábado, junio 17, 2006

Papeles olvidados

LA REPÚBLICA ARISTOCRÁTICA VISTA A TRAVÉS DEL DIARIO DE UN ESCRITOR

En vida, el cuentista peruano Manuel Beingolea sólo publicó dos libros. No obstante, su obra abarca también memorias, novelas, cuentos y poemas inéditos hasta ahora, que presentamos a continuación, en calidad de exclusiva.

Escribe: Ernesto Carlín

Apesar de haber dado a imprenta muy poco material, Manuel Beingolea (1875-1953) es considerado precursor de la narrativa urbana peruana. Son muchas las generaciones que han leído como texto escolar “Mi corbata”, obra perteneciente a su libro Cuentos pretéritos (1933). El escritor publicó también Bajo las lilas (1923), una novela corta de Barranco durante la República Aristocrática. Existen, además, textos suyos desperdigados en revistas, periódicos y antologías.

Este escaso material que se conoce de él podría llevar a creer erróneamente que Beingolea fue poco prolífico. Nada más lejano de la realidad. Su sobrino nieto, el poeta José Pancorvo, conserva siete cajas llenas de papeles que esperan ser publicados. En dicho archivo se encuentra, hasta donde se ha podido revisar, tres novelas, poemas, memorias diversas y varias versiones de relatos y cuentos. La mayor parte de este legado es inédito.

Un género poco difundido en el Perú, pero que cultivó Manuel Beingolea, fue el diario. El suyo, que abarca varias décadas, proporciona una lectura personal y dura de la sociedad del país a fines del siglo XIX y comienzos del XX. Aquí les ofrecemos un par de fragmentos.

23 de agosto de 1924

En pleno reinado de la farsa. No hay manera de enderezar estos asuntos. Ayer una lluvia como nunca se ha visto y un frío siberiano. Sin embargo del malestar tan grande,hubo que vencerse y dar cara a las fuerzas ciegas que gobiernan este pequeño mundo.Desfile de postulantes elegantes y algunas muy bellas postulantas. Pero nada. Todo sonevasivas. Después de todo yo no espero nada de esta gente. Que por otra parte es bien cargante.

Así que es un día perdido.

Toda la miseria y la ridiculez de los aspirantes impelentes aún a la vida perezosa (porque los hay). Y todo son desaires, postergaciones, afirmaciones de que uno es abúlico. Y efectivamente, si hubiera que hacer todo lo que ellos hacen con tanta seriedad e importancia, la risa no me dejaría obrar y permanecería con las manos vacías y los brazos cruzados. Y vendríamos al mismo resultado.

Hoy ha amanecido con más clemencia en el cielo que se desgarra dejando ver su barriga azul.
Es notorio que el tabaco es lo que me maltrata y me imposibilita. Es la “casa de mi perdición” como dicen los proxenetas.

Vida de semoviente, con todos los propósitos abortados, con fracasos impuestos por las circunstancias, como si alguno fuera a salvarse con él. Y cuando echo una mirada atrás en el callejón de mi vida. ¡Dios santo! Cuánto tiempo perdido, que inadaptación delos medios al objeto y puedo ver cuán pequeñas causas han engendrado grandes fracasos.

1929 (fecha indeterminada)

Y luego, ¿qué? ¿Una gran irresponsabilidad, de parte de quién? No creo que sea irresponsable ante lo que se crea. He debido reaccionar ante las cosas y ejercitar deberes.Pero cada intención que tuve de mejora y de buen proceder fue seguida de burla. Y luego venía la melancolía y aquel inmediatismo en el placer o en la acción, que debía traer represalias. Y nunca un sentido serio y sereno y direlo mejor: Valiente. Me he acostumbrado a verlo todo muy grande y a mí muy chico. Y el orgullo. Pero aquel concepto de que uno no debe presentarse.
Talento. ¿Se tuvo talento? Veamos. No era permanente, era intermitente mezclado con modorras y vacíos atroces, durante los que el mundo interior proseguía su cavilacióneterna y su trabajo oculto y destructor. Pero ¿por qué me ha tocado un mundo áspero?Bien podía haber sido un mundo suave y discreto. Bravatas para nada. ¿Qué hay de provecho, de conexo en mi obra desvertebrada y confusa? Mis actos mezclados de bufonerías.

Por haber descubierto engaños he desconfiado, y a la verdad no le interesaron sino las cosas tangibles y evidentes. Un practicismo feroz. Jamás en creer que las secciones desinteresadas, los heroísmos, conduzcan sino a una novelería de unos días y después elolvido. Pero, ¿qué hay de perdurable? Y ahora todo negro, todo desolado, con garúa y lo que haya podido ganar, perdido.
Lo que nace así, muere. No así para los otros a quienes veo recomenzar y recomenzar eternamente su rueca. Claro que todas las tramas y todos los hilos llevan a la tumba. Pero
hay modos de entretener este viaje y de ir urdiendo telas de araña en qué envolvernos.

(Publicado en Variedades, suplemento del diario El Peruano, el viernes 16 de junio de 2006)

1 comentario:

Anónimo dijo...

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