viernes, junio 09, 2006

Roberto Bolaño y el Barcelona F.C.

Literatura, fútbol y magia

Para cualquiera sería inconcebible imaginar que un equipo por el que ha desfilado Johan Cruyff, Hugo Sotil o Romario pueda necesitar de ritos tribales para campeonar. Pero el autor de Los detectives salvajes va a contracorriente.


¿Cuál es su equipo de fútbol favorito?
-Ahora ninguno. Los que bajaron a segunda y luego, consecutivamente, a tercera y a regional, hasta desaparecer. Los equipos fantasmas.*


Tres futbolistas de diferentes países y continentes coinciden en el banco de eternos suplentes del Barcelona F.C. Los protagonistas son, por orden de aparición, el chileno Acevedo, el catalán de las divisiones inferiores Herrera y el africano Buba. El equipo azulgrana, al igual que estos jugadores, atraviesa por una inexplicable mala racha.
Una noche el africano propone a sus compañeros realizar una extraña ceremonia para conseguir el esquivo éxito. Desde el momento que aceptan la situación comienza a mejorar. De eternos relegados el trío pasa a ser la atracción de un cuadro de estrellas. Y, cosa rara, el Barcelona empieza a cosechar título tras título.
Esta es sólo la primera parte de la peculiar trama de Buba, un cuento incluido en el libro Putas asesinas de Roberto Bolaño. En este texto el creador mapochino se da maña para introducir sus acostumbradas puyas a la sociedad actual pero en medio de toperoles y ritos budú.

El vil metal en el césped En un momento del relato, Buba pregunta a sus camaradas de equipo que, si ya son ricos, para qué siguen jugando. No deja de ser curiosa la interrogante, sobre todo viniendo del menos occidental y más desafortunado del grupo. Como ese hincha romántico, personaje de Ernesto Sábato, que se sorprende saber que alguien pueda cobrar por defender los colores de su equipo, Buba se queda perplejo que se quiera ganar más dinero del necesario.
Bolaño parece decirnos que hoy en día el fútbol es un negocio más. La página deportiva menciona casi tantas cifras como la página de negocios. Los futbolistas son sólo mercancía. Cada vez hay menos espacio para la magia y la imaginación.
En esa línea es sugerente el sueño que tiene Acevedo antes de conocer al futbolista africano. En la siesta, Acevedo se imagina caminando por el barrio santiaguino de La Cisterna, acompañado de su padre, hablando de la estatua de Ernesto Che Guevara. Este monumento al guerrillero argentino había sido volado cuando Pinochet llegó al poder.
El barrio es descrito como una selva. Padre e hijo llegan a un claro donde se supone estaba la estatua. Después de crear toda una atmósfera fantástica, Bolaño rompe el encanto y nos regresa a nuestra pedestre noción de realidad con una frase: Buba, un negro enorme desnudo, presentándose de la nada en medio del sueño diciendo "Tú debes ser Acevedo, me alegra de conocerte, flaco".
La imagen de la búsqueda sin resultado de la estatua del Che es muy sugerente. Es obligado leer en ella que no sólo se ha perdido el monumento, sino también la mística y los ideales que representaba para ciertas personas. Pero un africano sin ropa en medio de tanto simbolismo como que le quita un poco de tensión a la reflexión.

Playoff En estos días el orbe debe estar hablando sólo de fútbol. El Perú, al igual como lo ha hecho en los últimos veinte años, verá el mundial de Alemania por televisión. Chile, nuestro rival del Clásico del Pacífico y selección de Bolaño, también se ha quedado en casa. Algunos dirán que el biotipo, la preparación, el carácter o la tradición fue la causante de este resultado. Pero quizás lo que haga falta sea convocar a un émulo de Buba.

La óptica del margen
Pocos escritores como Roberto Bolaño (Santiago de Chile, 1953) pasaron por el mundo como él: un trashumante. Exiliado político por oponerse al golpe militar de su país en 1973, se convirtió en un viajero que recorrió Centroamérica y Europa.
A fines de los años 90 se dedicó con mayor intensidad a la narrativa: Los detectives salvajes (1999) obtuvo el premio Herralde y el Rómulo Gallegos. Es el más alto exponente de la literatura urbano marginal latinoamericana, destacando también sus novelas El gaucho insufrible (2003) y Una novelita lumpen (2002).

* última entrevista a Roberto Bolaño

1 comentario:

Daniel Salas dijo...
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