viernes, julio 28, 2006

Choquequirao: Ciudad en las nubes

Las visitas a Choquequirao han aumentado de 50 anuales a comienzos de década a casi siete mil en el año 2005

La ceja de selva del departamento de Cusco es una zona agreste que oculta varias riquezas arqueológicas. Choquequirao, una de las más representativas, es recuperada para el disfrute de las nuevas generaciones.





Viajar a Choquequirao no es fácil. Cachora y Kiuñalla, los pueblos más cercanos, se hallan a unos cuantos días de caminata de distancia del complejo arqueológico. La otra alternativa, viajar por helicóptero, sólo está reservada para actos oficiales y emergencias. Sin embargo, hace veinte años era mucho más complicado, y lo que podía apreciarse era muy poco.

En 1986, el Plan Copesco, organismo estatal encargado de la inversión para el turismo, propone un proyecto de restauración y puesta en valor de esta ciudadela inca. Desde esa fecha, se ha avanzado mucho.

Para empezar, los viajeros a los que les provoca venir ya pueden apreciar los vestigios arqueológicos cuidados y restaurados, y no las piedras cubiertas de maleza que había antes.

Tras la maleza
El director ejecutivo de Copesco, Jorge Chávez, comenta que la refracción de Choquequirao tuvo mayor impulso desde 2002, fecha en que el Perú y Francia suscribieron un acuerdo de canje de deuda por inversión en desarrollo. Lo pactado fue emplear cinco millones de euros en este complejo arqueológico. De esta cifra se han gastado hasta el momento alrededor de once millones de nuevos soles.

Las tareas incluyen el desbroce del área monumental, la instalación de ciertos servicios básicos y la reparación de las construcciones incaicas. También se mejoraron los caminos rurales que comunican la ciudadela con los poblados de Cachora y Kiuñalla. Como consecuencia, las visitas a Choquequirao aumentaron de 60 personas al año a comienzos de esta década a casi siete mil en 2005.

Según estudios, la red vial del Tahuantinsuyo permitía viajar a pie de Choquequirao a Cusco en solo cinco días y a Machu Picchu, en dos. Sin embargo, el Capaq Ñan o Camino Inca entre el complejo y las otras urbes se encuentra derruido en su mayor parte. “No se sabe cuánto tiempo necesitemos para dejarlo operativo de nuevo”, se lamenta Miguel Yepes, arquitecto de Copesco.

A pesar de estos inconvenientes, algunos turistas que encontramos en nuestro paso por el complejo nos relataban que parte del atractivo era el reto que significaba llegar. Dan y Ariel, dos jóvenes israelíes, contaban que nunca habían tenido que hacer una caminata tan exigente como ésta. Ambos se mostraban felices de haber llegado y aseguraban que la travesía valía la pena.

De todas maneras, la puesta en valor impulsada por Copesco incluye que en un futuro cercano estos visitantes puedan tener acceso a espacios con unos cuantos servicios mínimos. Por ejemplo, áreas destinadas a campamento, sitios de venta de comida y hasta conexión con Internet.

Historia de altura

El arqueólogo cusqueño Zenobio Valencia, uno de los responsables del trabajo de puesta en valor del complejo, cuenta que en la zona circundante se hallaron hasta setenta sitios de interés. Las 28 mil hectáreas de zona reservada pertenecen a una agreste ceja de selva, lo que dificulta más las labores de conservación.
Valencia explica que Choquequirao formaba con Machu Picchu y Vilcabamba un triángulo de ciudades incas de avanzada en la Selva.

“La importancia estratégica que tenía este complejo es la minería que se desarrollaba en los alrededores. Dicho sea de paso, la extracción de metales se ha desarrollado en las cercanías hasta mediados de la década de 1990”.

Otro detalle que relata el arqueólogo es la influencia Chachapoyas en algunas de las construcciones. “Posiblemente, se trate de mitimaes que fueron trasladados para colonizar esta zona selvática”. Se tiene noticias de esta urbe, ubicada a más de tres mil metros de altura sobre el nivel del mar, desde al menos 1710. En ese año llegó por la zona el español Juan Arias Díaz Topete. Casi dos siglos después, el estadounidense Hiram Bingham también pasó por Choquequirao.

Esta ciudadela se encuentra en la provincia cusqueña de La Convención, a muy corta distancia de la frontera con la Región Apurímac. A pesar de las dificultades que puede acarrear venir a estos lares, el paisaje y las construcciones prehispánicas bien justifican un viaje. Sólo falta algo. Que usted, lector, se anime a darse una vuelta por aquí.



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Hospitalidad peruana

El cusqueño Manuel José Flores Pareja trabaja en Choquequirao desde el inicio de las obras de recuperación. Él es parte de los casi sesenta obreros que se dedican a cuidar e implementar el complejo arqueológico. A pesar de no estar entre sus responsabilidades, este grupo de trabajadores siempre está dispuesto a dar una mano a los turistas que se aventuren por acá. Más de un visitante en apuros da fe de ello.




(Publicado en Variedades, suplemento del diario El Peruano)

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