El ocaso del sueño americano

Willy Loman (Alberto Isola) es un vendedor itinerante de Brooklyn a un paso de ser jubilado. El próximo fin de su vida laboral no es lo único que lo agobia. Los desencuentros con sus dos descarriados hijos, Biff (Alfonso Dibos) y Happy (Sergio Llusera) también lo tienen a mal traer. Sumado a la escasez de dinero, el ocaso de su vida no se presenta muy esperanzador.
Lo primero que hay que resaltar al comentar este montaje es el escenario. La mano del director, Edgar Saba, se nota desde el uso creativo que da a la semiderruida casona que acoge a La muerte de un viajante, demostrando que la elección de la locación no es un simple capricho.
Por otra parte, las actuaciones están bien logradas, consiguiendo recrear el mundo en decadencia de Willy Loman de forma conmovedora. Desde papeles protagónicos como el de la esposa (Milena Alva) hasta los secundarios como el fantasma del hermano mayor (Adolfo Aguilar) transmiten la sensación de inminente zozobra. En este sentido, el joven Alfonso Dibós da la talla en el contrapunto que tiene con un más experimentado Alberto Isola.

Ficha técnica
La muerte de un viajante de Arthur Millar
Dirige Edgar Saba
Actúan Alberto Isola, Milena Alva, Alfonso Dibós (Biff), Sergio Llusera (Happy), Carlos Victoria, Adolfo Aguilar, entre otros.
En Camino Real 1021, San Isidro. Al lado del centro cultural PUCP
De jueves a martes a las 20.00 horas. Entradas desde 20 nuevos soles.