lunes, enero 29, 2007

El mundo según Chomsky

Panorama. Intelectual estadounidense comparte sus impresiones sobre la coyuntura actual


  • “América Latina vive entre el neocolonialismo y la integración”


  • El Perú está “obligado” a decidir qué modelo político seguirá

Noam Chomsky, considerado el intelectual más influyente de la actualidad, realizó una gira por América Latina a fines del año pasado. Uno de los países que visitó fue el Perú, en donde brindó dos conferencias ante miles de personas. Pasado unos meses, el famoso lingüista compartió sus apreciaciones sobre este viaje y la actualidad internacional.







¿Cuál es su evaluación después de su breve gira alrededor de América Latina?
–Tuve la oportunidad de constatar que en América Latina están teniendo lugar importantes desarrollos. Es la primera vez desde la conquista española, hace más de 400 años, que el subcontinente sudamericano se mueve hacia ciertas formas de integración.
Nunca se ha dado, no obstante el sueño de Bolívar. Después de la independencia política, los países de la zona vivieron fracturados de dos maneras. Por un lado, cada uno ha vivido separado de los demás. Por otro, también han estado divididos internamente por una pequeña clase social rica –por lo general descendiente de inmigrantes blancos– y una gran masa constituida por indios y negros.
La escasez de integración ha hecho difícil que América Latina pueda ser independiente del poder de los imperios occidentales –Estados Unidos, el más importante pero no el único–. Esto empieza a cambiar. Los países latinoamericanos están enfrentando sus problemas internos, pues tienen los peores estándares de calidad de vida del mundo. Y también intentan integrarse unos con otros. Este movimiento es lento y difícil.

Según su apreciación, el camino que le queda a América Latina es el de la unión de los países.
–La integración es entre los países, pero va paralela a la superación de una aguda separación de clases. Es parte del mismo asunto. Los latinoamericanos son víctimas de un neocolonialismo, además de los enormes problemas internos que enfrentan.
Eso se ve muy claro si comparamos la región con los cambios en Asia Oriental en los últimos 50 años. Vamos a ver que América Latina es más rica en recursos, sin embargo, eso no ha influido en su desarrollo. En contraste, Asia Oriental ha tenido un rápido crecimiento industrial. Su sociedad es ahora una sociedad industrial. La diferencia es muy pronunciada y uno se pregunta por qué.

¿Qué otras diferencias ve entre Asia y América Latina?
–América Latina tiene una de las peores calidades de vida del mundo, mientras que en el Extremo Oriente es diferente. En esta parte de América los países prácticamente no se responsabilizan de la vida y la salud de su población, mientras que en Asia sí lo hacen. La exportación de materias primas no ha significado para América Latina una mejora en la salud. Sin embargo, en el mismo período los países de Asia Oriental han capitalizado sus ingresos en programas de desarrollo como mejora tecnológica e impulso y protección a su industria.
Ellos han seguido el camino de las naciones desarrolladas como Estados Unidos, Inglaterra o Alemania, que tal vez no se rigieron por los principios liberales y sí por principios de protección y mejora de la tecnología. Países como India o China han realizado así un gran avance desde lo que eran en el siglo XIX.

¿Cómo describiría el liberalismo en América Latina?
–América Latina ha estado capturada por patrones colonialistas. La fuerza del liberalismo es un regreso al siglo XIX, a que la región se quede en el Tercer Mundo. Los países del este de Asia no continuaron por el camino del liberalismo, sino por el de las naciones ricas –control de las inversiones y protección a su economía–, y se desarrollaron.
América Latina tiene los peores niveles educativos y de salud del mundo. Sin embargo, empieza a enfrentar estas dificultades a consecuencia de los movimientos sociales. Los gobernantes están moviendo sus países hacia la integración, lo cual es un proceso paralelo. Hay muchas mejoras –lentas aún– en lugares como Venezuela.

En su esquema de América Latina, ¿qué rol cumple el Perú?
–El Perú debe escoger. En las pasadas elecciones vivieron ustedes una fractura. Este hecho es representativo del tipo de opción que debe realizar América Latina. Por un lado, está el de un modelo semicolonial de exportación de materias primas y recursos naturales, con grandes fracturas internas y con los países separados entre sí.
El modelo alternativo es moverse hacia una democracia social que superaría los problemas internos y que difiere del programa liberal. Significa también la integración de fuerzas y movimientos sociales de América Latina. En Ecuador y en Bolivia, pero también en el Perú está surgiendo algo que se le podría llamar nación indígena. Por primera vez la gente indígena se proyecta exitosamente en la vida económica y política de sus países. Esto resulta extremadamente importante. El Perú puede seguir ese camino. Esa es la clase de elección que debe asumir.

“Han convertido a un monstruo como Saddam en un ejemplo”
¿Qué piensa de teorías como las de Samuel P. Huntington, que describen la coyuntura actual como un choque de civilizaciones?
–Huntington, en su libro Choque de civilizaciones, abordó más la división entre Occidente y el islam. Eso es irónico, pues Estados Unidos tiene una guerra con América Latina más tiempo que la que tiene con el islam. En el tiempo en que él escribió ese libro el más extremista país islámico era Arabia Saudita, un aliado cercano de Estados Unidos.
Fue conveniente, para unos, encontrar un conflicto entre Occidente y una religión. Ellos hicieron que llegara el choque con el islam. Se pueden identificar recursos que se persiguen al crear este desencuentro de Occidente y los musulmanes. Los más notorios impulsores son Osama bin Laden y George W. Bush, además de los aliados de ambos. Ellos potenciaron este conflicto con sus políticas.

En este escenario, ¿cómo es la relación de Estados Unidos con América Latina?
–La relación con América Latina es algo distinta. El Gobierno de Estados Unidos –no su población– está muy contrariado con el desarrollo de América Latina y su giro a la izquierda. Norteamérica tiene varios instrumentos para controlar el subcontinente.
Tradicionalmente ha usado la violencia y el estrangulamiento económico. Ambos instrumentos se han vuelto débiles. La última vez que Estados Unidos impulsó un golpe de Estado fue en 2002 en Venezuela y no resultó. Económicamente, ahora los países latinoamericanos dependen menos de Estados Unidos, pues cada vez comercian más con China, por ejemplo.

¿Considera que la ejecución de Saddam Hussein por parte del Gobierno iraquí significa un retroceso a tiempos medievales?
–El Gobierno de Irak es el de la ocupación militar. El gobierno de George W. Bush está aturdido, es incompetente y se distrae de sus propios intereses. Ellos son los creadores del desastre de Irak. Con esta ejecución han convertido a un monstruo en un modelo. Se ha ofendido al mundo, en especial a los musulmanes. Se le condenó por crímenes que cometió en un tiempo en que era apoyado por Estados Unidos (1). Las personas del medio oriente saben eso.







(1) Se refiere a la matanza de civiles curdos durante la década de 1980. En esa época Estados Unidos apoyaba a Irak en su guerra contra Irán.


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