lunes, junio 18, 2007

Amores que matan

Un jesuita limeño – José María de la Trinidad y Paz – y un esclavista portugués – Álvaro de Alburquerque – se conocen fugazmente en los últimos años del siglo XVIII en un remoto rincón del África. Sin embargo, sus vidas tienen más en común que esa pequeña anécdota y sus rastros se entrecruzarán en más de una ocasión.
Este es en líneas generales el argumento de Ángeles quebrados, la primera incursión en la narrativa de Max Castillo. En sus páginas veremos desfilar desde rebeliones indígenas en la amazonía peruana acaecidas en paralelo con la toma de La Bastilla, hasta la India en años previos a la conquista británica, pasando por la decadencia de Portugal y el Imperio Otomano y guerras olvidadas en Eritrea.
Esta pátina histórica sirve a Castillo para narrar una historia erótica y tanática. Sus protagonistas, de tendencias homosexuales, sufrirán el rechazo de sus paisanos y se verán empujados a buscar la felicidad lejos de su tierra natal. Sus prohibidos romances tendrán en la mayor parte de las ocasiones fatales consecuencias.
Relatado en clave onírica el libro salta de épocas y perspectivas con total libertad y desparpajo, prescindiendo de explicaciones farragosas e innecesarias. En esta obra se nota un especial cuidado del lenguaje, tal vez heredado por el paso de su autor por la poesía. Por ejemplo, en momentos de cierta tensión se prescinde del uso de comas generando oraciones de singular belleza. La brevedad de Ángeles quebrados – menos de cien páginas – no es óbice para considerar a esta novela como un interesante debut.

Ángeles quebrados de Max Castillo
Hipocampo editores, Lima

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