Jano (Pietro Sibille) ha pasado cinco años en la cárcel por un homicidio que cometió con sus amigos de barrio. Al salir, se reencuentra con uno de ellos, Martín (Marcello Rivera), quien ha dejado la universidad para dedicarse al taxi. Junto a él planea emigrar a Estados Unidos, involucrándose con delincuentes para juntar el dinero. Pero su compinche conoce a Pedro (Eduardo Cesti), un pintor dado al abandono que le hace recordar su vocación por el arte.
La cinta hace recordar por su estética y trama a varios filmes nacionales, en especial de Lombardi, que retratan a perdedores atrapados por las circunstancias. En esta película en particular se nota una especial búsqueda por retrata lugares sórdidos o decadentes de la capital. Asimismo, se ha cuidado de detalles sugerentes. Por ejemplo, el reloj del padre de Jano, presente en el momento adecuado, o el de los billetes, cada vez más arrugados y escasos, que reciben los amigos por cada fechoría.
Es un acierto el contrapunto entre la aventura de improvisados delincuentes de Jano y Martín y la amistad de este último y Pedro, aunque no siempre conjuguen bien. No obstante que la mayoría de actuaciones son de convincentes para arriba, la de Cesti se roba literalmente la cámara. En especial, es memorable la escena en que se interna en un fumadero de pasta básica junto con Van Gogh y Picasso.
Los puntos en contra son algunos diálogos en que se peca de ser muy explicativo. Por ejemplo, en las conversaciones de Jano con su madre o en las llamadas al amigo que ha emigrado antes se escuchan frases muy forzadas y con demasiados datos. Pero en conjunto estos reparos son menores ante los logros de la cinta.
Ficha técnica
Pasajeros
Dirige Andrés Cotler
Actúan Pietro Sibille, Marcello Rivera, Eduardo Cesti y Mónica Sánchez.
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