Pensador argentino arremete contra el neoliberalismo y el psicoanálisis
Destaca las virtudes de escritor de Vargas Llosa pero cuestiona sus ensayos
Mario Bunge, premio Príncipe de Asturias de 1982, estuvo hace unos meses en Lima dictando un curso en una universidad particular. Aprovechamos para conversar con él.
Usted ha opinado de Mario Vargas Llosa que le gusta la manera de escribir pero no le convence.
- Yo soy gran admirador de Vargas Llosa el novelista. Pero soy gran crítico de Vargas Llosa el ensayista, porque creo que no conoce la realidad social del Perú.
Usted le criticaba su persistencia en el liberalismo.
- Pero acaba de hacer una crisis tremenda por la falta de controles. Le han permitido a las empresas hacer lo que quieran, incluso suicidarse.
¿Considera que el problema es asumir al liberalismo como verdad absoluta antes que como ideología?
- Sí, es verdad. Ya en los años 90 hizo crisis el Consenso de Washington. Eso ha ocasionado que algunos países elijan a gobiernos de izquierda o presunta izquierda, de centro.
¿La ideología impide llegar a la realidad?
- En efecto, porque son ideas preconcebidas. Algunos cuando intentan aproximarse a la realidad echan mano a recetas, es un simplismo puro. Nunca hacen casos de los datos o de las ciencias sociales. Salvo el caso del liberalismo que se aferra a una teoría económica que no tiene que ver con la realidad.
Es que la economía no es una ciencia exacta.
- No. Hablan de libremercado y nunca lo ha habido. Siempre fueron monopolios u oligopolios. Además, una cosa es la libertad del empresario y otra la del trabajador. No son iguales. En Estados Unidos sólo el 7 por ciento está afiliado en sindicatos, pero a fines de la Segunda Guerra era el 50 por ciento. Las empresas no quieren gente sindicalizada. Quieren personas serviles, no quieren trabajadores con ideas propias, quieren máquinas.
¿Considera que es un reto del periodismo informar lo real y no filtrarlo con la ideología?
- Sí, así es. Pero el deber del periodista es primero averiguar la verdad, lo segundo es decirlo. Pero cuando hay intereses creados es muy difícil decirla.
¿El público puede llegar a conocer la realidad a través de los medios?
- Muy poco, porque el público no tiene acceso a las publicaciones especializadas. Por ejemplo, hace un año o dos un panel de expertos de todo el mundo evaluaron las políticas del Banco Mundial. Encontraron que los estudios de este ente eran muy buenos, muy objetivos, pero que las políticas del Banco Mundial no respondían a estos estudios sino a una ideología neoliberal. Pero esto no llega al gran público.
¿El liberalismo se ha vuelto casi una religión?
- Sí, exactamente. Son falsos dioses. Esta crisis es producto de esos falsos dioses.
Cambiando de tema, ¿de qué nace su aversión al psicoanálisis?
- Es que son puros mitos, puros cuentos. Nunca se ha visto un sicoanalista haciendo experimentos, ni a Freud. Las ciencias en las que se estudian hechos se hacen experimentos. La sicología hace experimentos hace siglo y medio. Los psicoanalistas no estudian ciencia, estudian fantasías.
¿Se puede hacer una analogía entre la crítica que tiene contra el psicoanálisis y el liberalismo económico?
- Sí, cómo no. Por ejemplo, el neoliberalismo reposa sobre el dogma de que todos los seres humanos son egoístas. Por doscientos años se ha repetido la idea sin ponerla en prueba. Hace unos años se probó con un grupo de gente, y resultó que sólo la tercera parte responde a estas características.
Sumillas
“Hay una confusión entre liberalismo político y el económico. El neoliberalismo quiere libertad de empresa pero no les importa las libertades políticas. No hay que llamarlo liberalismo. El liberalismo auténtico que creó Smith fue el liberalismo político”.
“Nunca he ido al psicoanálisis porque no he necesitado servicios religiosos”.
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