En el reciente Festival de Lima la película más votada por el público fue El cuerno de la abundancia del cubano Juan Carlos Tabío. Esta cinta podría ser su última producción.
En su última película hay cierta crítica a la sociedad cubana actual. ¿No hay mucha censura en el cine de su país?
- Cuando hablamos de cine cubano, nos referimos a la industria que surge con el triunfo de la revolución. El ICAIC (Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos) lo fundan a los dos meses. Antes se hacía muy pocas películas. Desde el principio mismo han existido filmes que han abordado la realidad cubana de una manera autocrítica, reflexiva, provocadora. Eso ha estado presente los cincuenta años de cine cubano. Hombre, se hace películas de todo tipo. Pero hemos logrado un espacio para hacer un cine comprometido con la realidad y reflexivo como en filmes como Memorias del subdesarrollo de los años 70 o Los dioses rotos que es actual.
Supongo que no es casual que el padre del protagonista de su cinta sea un convencido militante de la revolución y tenga varios achaques de vejez.
- Bueno, es un personaje de ficción que trata de sintetizar aspectos de la realidad. No hay un propósito mismo de señalar nada. Es sólo un hombre que por su propia idiosincrasia se toma las cosas muy a pecho. Es un hombre de la generación anterior, con una visión muy esquemática, muy dogmática de la vida. No entiende los mecanismos “subterráneos” que se utilizan para sobrevivir.
Usted ha mencionado un filme de Tomás Gutiérrez Alea, con quien usted colaboró en sus dos últimos largos. ¿Qué tal la experiencia?
- Fue producto de una vieja amistad. Él no podía afrontar solo el proceso de producción de Fresa y chocolate ni Guantanamera, en la que él fallece antes de acabar. Me llamó a mí para hacer una cinta, como él me dijo, “a cuatro manos”. Era una persona metódica. Siempre hay unos momentos de improvisación, pero cuidaba mucho el guión, muy profesional y estricto. Nos conocíamos hacía tiempo, pero nunca trabajamos juntos. Yo había hecho con él y Tato Quiñones el guión de una película que dirigió. Pero codirección son palabras mayores.
¿Significó algo para ustedes ser nominados al Óscar por Fresa y chocolate?
- Desgraciadamente los premios tienen una significación más que muchas veces los valores propios de las películas. Yo pienso que los festivales no deberían ser competitivos. Pero la vida va por otro camino. Pero una película que gana un Festival ayuda en lo comercial.
¿Qué planes tiene a futuro?
- Yo creo que El cuerno de la abundancia va a ser mi última película. En estos momentos estoy trabajando un texto con otros dos guionistas, para una coproducción con Francia, que podría ser dirigida por cinco directores, cosa que veo difícil. Pero como película propia, individual, la que he presentado acá debe ser la última. Estoy un poco cansado, la verdad. No tengo idea de a qué me dedicaré. Tengo unos libros que leer. Ya tengo edad de jubilación.
Sumilla
“En el cine latinoamericano se cuentan historias humanas. Afortunadamente no es como el de Hollywood que se basa en los efectos especiales”.
Algo más
Hoy se presenta el filme Guantanamera de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío a las 16.45 horas en el Museo del Banco Central de Reserva (Esquina de las calle Lampa y Ucayali, Lima). La entrada es gratuita.
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