Se encuentra en el Perú el intelectual español Eloy Fernández Porta, autor del comentado libro de ensayos sobre la cultura de masas Afterpop.
¿Las definiciones como cultura de masas o arte pop están quedando caducas?
- Así es. Yo creo que estamos en una fase distinta. Creo que el término pop en alguna medida sigue siendo útil. Describe parte de lo que sucede allí afuera. Pero con la evolución que ha seguido la cultura de consumo en los últimos treinta años, ha cambiado los tres factores que definían el producto pop. Éste se ha vuelto más sofisticado, contiene aditivos – llámese teoría, contracultura o basura, y se ha vuelto más técnico. Por otra parte, los medios también se han transformado con la emergencia de los metamedios.
Últimamente artistas como Tarantino o en su país Agustín Fernández Mallo se les asocia con lo pop y son reconocidos. ¿Se está perdiendo el prejuicio a la cultura de masas?
- Hay una parte que se está perdiendo, porque en efecto la cultura pop ha creado su propia iglesia, su propia erudición, sus propios doctores. Ellos han legitimado la relevancia de cosas que hace diez años se consideraban cultura basura y ahora son parte de la cultura oficial. Pero en este camino han quedado cosas importantes por liberar que la teoría de género y de las subculturas ayudan a ver.
Usted habla de un consumidor de pop especializado, pero esa no es la totalidad del público.
- Sí. Por una parte se puede hablar de un mercado que tiene dos velocidades. Está la velocidad del mainstream, del gran curso de la producción de los objetos, que es un curso más ancho y más lento. Y por otra parte está lo que se llama slipstream que es un curso secundario que requiere de una mirada especializada. Yo opino que el antes llamado espectador mayoritario está desarrollando una mirada más técnica, más crítica, y en algunos casos contracultural hacia esos objetos.
Sus textos recuerdan bastante a libros de Rodrigo Fresán como Trabajos manuales y Vida de santos. ¿Se siente emparentado con ese estilo?
- Sí, ya lo creo. En mi libro Afterpop comenté algunos textos de Fresán de su volumen de relatos La velocidad de las cosas. Más allá de las diferencias que puedan haber entre su visión y la mía, estamos jugando en el mismo terreno de juego. Alguna vez lo han considerado como un Borges pop. Yo me siento identificado con sus libros Vidas de santos y La velocidad de las cosas.
- Así es. Yo creo que estamos en una fase distinta. Creo que el término pop en alguna medida sigue siendo útil. Describe parte de lo que sucede allí afuera. Pero con la evolución que ha seguido la cultura de consumo en los últimos treinta años, ha cambiado los tres factores que definían el producto pop. Éste se ha vuelto más sofisticado, contiene aditivos – llámese teoría, contracultura o basura, y se ha vuelto más técnico. Por otra parte, los medios también se han transformado con la emergencia de los metamedios.
Últimamente artistas como Tarantino o en su país Agustín Fernández Mallo se les asocia con lo pop y son reconocidos. ¿Se está perdiendo el prejuicio a la cultura de masas?
- Hay una parte que se está perdiendo, porque en efecto la cultura pop ha creado su propia iglesia, su propia erudición, sus propios doctores. Ellos han legitimado la relevancia de cosas que hace diez años se consideraban cultura basura y ahora son parte de la cultura oficial. Pero en este camino han quedado cosas importantes por liberar que la teoría de género y de las subculturas ayudan a ver.
Usted habla de un consumidor de pop especializado, pero esa no es la totalidad del público.
- Sí. Por una parte se puede hablar de un mercado que tiene dos velocidades. Está la velocidad del mainstream, del gran curso de la producción de los objetos, que es un curso más ancho y más lento. Y por otra parte está lo que se llama slipstream que es un curso secundario que requiere de una mirada especializada. Yo opino que el antes llamado espectador mayoritario está desarrollando una mirada más técnica, más crítica, y en algunos casos contracultural hacia esos objetos.
Sus textos recuerdan bastante a libros de Rodrigo Fresán como Trabajos manuales y Vida de santos. ¿Se siente emparentado con ese estilo?
- Sí, ya lo creo. En mi libro Afterpop comenté algunos textos de Fresán de su volumen de relatos La velocidad de las cosas. Más allá de las diferencias que puedan haber entre su visión y la mía, estamos jugando en el mismo terreno de juego. Alguna vez lo han considerado como un Borges pop. Yo me siento identificado con sus libros Vidas de santos y La velocidad de las cosas.
Dato
Hoy a las 19.00 horas realizará una conferencia en el centro cultural de España (calle Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz).
Hoy a las 19.00 horas realizará una conferencia en el centro cultural de España (calle Natalio Sánchez 181, Santa Beatriz).
Foto: Miguel Ángel Bazán
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