Edilberto Jiménez, antropólogo de profesión y miembro de una conocida familia de retablistas, presentará dentro de poco Chungui: violencia y trazos de memoria (IEP). En él da cuenta de los recuerdos de los habitantes de este golpeado pueblo ayacuchano a través de dibujos de la época de la violencia.
Usted ha tratado la violencia política en sus retablos y ahora en este libro. ¿Debió ser difícil abordar el tema?
- Yo viví toda esa época en Huamanga. Recién estuve en Lima hace siete años. Todo lo viví como estudiante de antropología y luego de periodista. La conocí en carne propia, lo que ha sido importante para los dibujos de este libro. Yo no pensé que se fuera a publicar.
¿Cómo llega a Chungui?
- Mira. Cada pueblito de Ayacucho ha tenido su propia historia. Una zona muy especial y emblemática para mí es Chungui. Yo llegué en el 96 para recopilar las costumbres y canciones de la zona. No fui para recoger testimonios de la violencia, nadie quería hablar de esas cosas. Pero encuentro cosas sospechosas. Allí me empiezo a investigar. Los dibujos también tienen su historia. Llevaba a lomo de mula los rollos de película y casete y se agotaban. Cuando se acababan cogía papel y lápiz y los comuneros me ayudaban a graficar. Era el 96, 97, antes de la CVR. Los testimonios son horribles, donde el ser humano vive una historia dramática.
¿Qué expresaban los comuneros al ver los dibujos que usted hacía con sus testimonios?
- Me ayudaban a mejorar lo que iba dibujando. Eso era para mí más interesante que el rollo de película o grabarles. Era una especie de antropología colaborativa.
¿Fue una ventaja para recopilar esta información el que usted sea de Ayacucho?
- Para mí fue muy importante haber conducido un programa en la radio Huanta 2000 en quechua sobre costumbres típicas de Ayacucho. Los pobladores me reconocieron por la voz y me gané su confianza y amistad.
En los últimos años se han presentado algunos trabajos gráficos sobre el periodo de violencia. ¿Qué le parecen?
- Actualmente ya varios han salido en dibujos, pinturas, etc. Me parecen interesantes que se tome conciencia y se difunda. Otra cosa es vivir en la tierra misma la violencia, otra cosa es hacerlo desde Lima o desde la ciudad. Algunos han salido desde el interior y lo han sabido hacer, y eso es importante, hacer lo que uno siente.
¿Tiene algún proyecto similar?
- Ahora estoy trabajando sobre el color en los tiempos de la violencia. Imagínate que los campesinos no te dicen la hora cuando le preguntas “a qué hora llegaron”, “a qué hora lo asesinaron”. Los comuneros te responden “cuando el cielo tiene color a limón, a zapallo, cuando las papas estaban floreciendo de tal color”.
Algo más
El viernes 21 se presentará este libro en el local del Instituto de Estudios Peruanos (avenida Horacio Urteaga 694, Jesús María) en horario por confirmar.
Datos
En octubre debe estar lista un documental de Felipe Degregori inspirado en las investigaciones de Edilberto Jiménez en Chungui.
Jiménez colaboró con la CVR en la recopilación de testimonios en esta zona de Ayacucho.
Usted ha tratado la violencia política en sus retablos y ahora en este libro. ¿Debió ser difícil abordar el tema?
- Yo viví toda esa época en Huamanga. Recién estuve en Lima hace siete años. Todo lo viví como estudiante de antropología y luego de periodista. La conocí en carne propia, lo que ha sido importante para los dibujos de este libro. Yo no pensé que se fuera a publicar.
¿Cómo llega a Chungui?
- Mira. Cada pueblito de Ayacucho ha tenido su propia historia. Una zona muy especial y emblemática para mí es Chungui. Yo llegué en el 96 para recopilar las costumbres y canciones de la zona. No fui para recoger testimonios de la violencia, nadie quería hablar de esas cosas. Pero encuentro cosas sospechosas. Allí me empiezo a investigar. Los dibujos también tienen su historia. Llevaba a lomo de mula los rollos de película y casete y se agotaban. Cuando se acababan cogía papel y lápiz y los comuneros me ayudaban a graficar. Era el 96, 97, antes de la CVR. Los testimonios son horribles, donde el ser humano vive una historia dramática.
¿Qué expresaban los comuneros al ver los dibujos que usted hacía con sus testimonios?
- Me ayudaban a mejorar lo que iba dibujando. Eso era para mí más interesante que el rollo de película o grabarles. Era una especie de antropología colaborativa.
¿Fue una ventaja para recopilar esta información el que usted sea de Ayacucho?
- Para mí fue muy importante haber conducido un programa en la radio Huanta 2000 en quechua sobre costumbres típicas de Ayacucho. Los pobladores me reconocieron por la voz y me gané su confianza y amistad.
En los últimos años se han presentado algunos trabajos gráficos sobre el periodo de violencia. ¿Qué le parecen?
- Actualmente ya varios han salido en dibujos, pinturas, etc. Me parecen interesantes que se tome conciencia y se difunda. Otra cosa es vivir en la tierra misma la violencia, otra cosa es hacerlo desde Lima o desde la ciudad. Algunos han salido desde el interior y lo han sabido hacer, y eso es importante, hacer lo que uno siente.
¿Tiene algún proyecto similar?
- Ahora estoy trabajando sobre el color en los tiempos de la violencia. Imagínate que los campesinos no te dicen la hora cuando le preguntas “a qué hora llegaron”, “a qué hora lo asesinaron”. Los comuneros te responden “cuando el cielo tiene color a limón, a zapallo, cuando las papas estaban floreciendo de tal color”.
Algo más
El viernes 21 se presentará este libro en el local del Instituto de Estudios Peruanos (avenida Horacio Urteaga 694, Jesús María) en horario por confirmar.
Datos
En octubre debe estar lista un documental de Felipe Degregori inspirado en las investigaciones de Edilberto Jiménez en Chungui.
Jiménez colaboró con la CVR en la recopilación de testimonios en esta zona de Ayacucho.
Foto: Maru Panta
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