Hace unos días, durante las funciones de prensa del Festival de Lima, hubo una película que fue aplaudida por los periodistas presentes. Esa fue El diario de Agustín, documental que aborda el papel de El Mercurio, el principal diario de Chile, durante la dictadura de Pinochet. Conversamos con su director, Ignacio Agüero, a su paso por el Perú.
¿No tuvieron problemas por dedicar un documental tan crítico a un diario tan influyente como El Mercurio?
- El Mercurio ha hecho una cosa habitual con sus críticos: no habla de ellos. Mi nombre desaparece del diario para siempre, lo que ha pasado antes con otra gente. Una política de silenciamiento que se ha expresado claramente con un crítico de cine que hizo una reseña muy objetiva de la película y fue obligado a renunciar sin que se la publiquen. Todos los documentales que se hicieron el año pasado en Chile de cierta calidad han sido comprados por Televisión Nacional que es pública, pero menos este documental por influencia de El Mercurio. Pero nosotros estamos dando la lucha permanentemente.
¿Cómo fue el financiamiento?
- Hubo bastante apoyo. El financiamiento pensé que iba a ser muy difícil, pero fue fácil. Nosotros nombrábamos la idea de la película y se generaba entusiasmo. Hay una masa enorme de oposición al diario que no se expresa por miedo a ser silenciada y dejar de existir. Ningún político va a hablar ni una palabra en contra del periódico por miedo a dejar de salir. Es una trampa. Son más poderosos que el Estado. Más allá de eso no he tenido más problemas.
¿Cómo surgió la idea de hablar de este diario en particular y no de la prensa en general?
- Por varias razones. Uno, porque El Mercurio se dice permanentemente el decano de la prensa. Segundo, porque es un diario que dirige de algún modo el país. La figura de don Agustín Edwards congrega alrededor a la gente más influyente de Chile, políticos tanto de la derecha como de los sectores más progresistas. El Mercurio vende esa idea de ser un poder, y lo es. Además, El Mercurio tuvo una responsabilidad en el tema de los derechos humanos mayor que el resto de la prensa por tener cadena de diarios. También estaba el diario La Tercera, que también tiene su responsabilidad. Pero si hubiéramos ampliado nuestros diarios a tratar hubiéramos perdido fuerza.
¿Cómo fue el diálogo con los directivos del diario que participan?
- Ninguno fue engañado. Incluso en pantalla se le dice al ex director, Ernesto Yañez, el primero que aparece, que confirmó la entrevista y que se le había adelantado que era parte de un documental. Nadie fue engañado, todos fueron informados. Ahora, ellos cayeron en una trampa porque lo que creen que los estudiantes de periodismo le van a preguntar y están acostumbrados a responder, es todo tipo de cosas menos lo referido a los derechos humanos. Ellos no tenían esa experiencia. Entonces, caen en la vanidad. Creen que los estudiantes van a hablar de ellos como viejos sabios del periodismo y los van a halagar.
¿No temían sus colaboradores no conseguir trabajo luego?
- Ellos lo tenían muy claro que ninguno iba a trabajar nunca en parte de la empresa de El Mercurio. Una de ellas está en La Tercera que es la competencia, y los demás trabajan en oficinas de prensa o en docencia.
Ustedes entrevistan a Raquel Correa, periodista de El Mercurio que entrevistó al dueño. ¿Tuvo problemas por aceptar colaborar con ustedes?
- Sí, la echaron del diario. Es una información que no circula, que se habla bajo cuerda. El Colegio de Periodistas nunca dijo nada de eso. Lo cierto es que perdió su trabajo.
¿A veces la prensa es más poderosa que la política?
- Es que la política tiene sus vías de ejecución. La prensa es donde se realiza la política.
¿Usted considera que el documental en Chile está cubriendo el espacio informativo que la prensa no cubrió durante la dictadura de Pinochet?
- Sí, por supuesto que sí. El documental cumple un rol que la prensa no tuvo la capacidad, ni la tiene todavía. El periodismo de investigación es muy escaso en Chile. Hay muy pocos ejemplos de buen periodismo de investigación. El documental tiene la particularidad de tener más tiempo, y poder dar profundidad a los temas. Se demoran un año en hacerlos. Este tomó tres.
¿El gobierno de Pinochet marca el documental en Chile?
- El documental en Chile es muy amplio, muy diverso. Refleja lo que pasa en el mundo con el documental. Hay documentales muy personales, que ponen en escena la intimidad del director, junto a documentales en los que el director no tiene presencia. Se ha ido reafirmando la fuerza del trabajo de la memoria de los últimos 50 años en Chile. Antes era mal visto eso, por una política conducida desde El Mercurio. Se decía que era muy manoseado que no interesaba a la gente, pero la experiencia indica lo contrario.
Dato
Los próximos proyectos de Agüero son los documentales 21 son los dolores, dedicado a Violeta Parra, y Geometría y misterio, de corte experimental, en el que aborda la relación de su casa con la ciudad de Santiago.
Versión extensa de la misma entrevista que publicamos hoy en El Peruano y Andina
¿No tuvieron problemas por dedicar un documental tan crítico a un diario tan influyente como El Mercurio?
- El Mercurio ha hecho una cosa habitual con sus críticos: no habla de ellos. Mi nombre desaparece del diario para siempre, lo que ha pasado antes con otra gente. Una política de silenciamiento que se ha expresado claramente con un crítico de cine que hizo una reseña muy objetiva de la película y fue obligado a renunciar sin que se la publiquen. Todos los documentales que se hicieron el año pasado en Chile de cierta calidad han sido comprados por Televisión Nacional que es pública, pero menos este documental por influencia de El Mercurio. Pero nosotros estamos dando la lucha permanentemente.
¿Cómo fue el financiamiento?
- Hubo bastante apoyo. El financiamiento pensé que iba a ser muy difícil, pero fue fácil. Nosotros nombrábamos la idea de la película y se generaba entusiasmo. Hay una masa enorme de oposición al diario que no se expresa por miedo a ser silenciada y dejar de existir. Ningún político va a hablar ni una palabra en contra del periódico por miedo a dejar de salir. Es una trampa. Son más poderosos que el Estado. Más allá de eso no he tenido más problemas.
¿Cómo surgió la idea de hablar de este diario en particular y no de la prensa en general?
- Por varias razones. Uno, porque El Mercurio se dice permanentemente el decano de la prensa. Segundo, porque es un diario que dirige de algún modo el país. La figura de don Agustín Edwards congrega alrededor a la gente más influyente de Chile, políticos tanto de la derecha como de los sectores más progresistas. El Mercurio vende esa idea de ser un poder, y lo es. Además, El Mercurio tuvo una responsabilidad en el tema de los derechos humanos mayor que el resto de la prensa por tener cadena de diarios. También estaba el diario La Tercera, que también tiene su responsabilidad. Pero si hubiéramos ampliado nuestros diarios a tratar hubiéramos perdido fuerza.
¿Cómo fue el diálogo con los directivos del diario que participan?
- Ninguno fue engañado. Incluso en pantalla se le dice al ex director, Ernesto Yañez, el primero que aparece, que confirmó la entrevista y que se le había adelantado que era parte de un documental. Nadie fue engañado, todos fueron informados. Ahora, ellos cayeron en una trampa porque lo que creen que los estudiantes de periodismo le van a preguntar y están acostumbrados a responder, es todo tipo de cosas menos lo referido a los derechos humanos. Ellos no tenían esa experiencia. Entonces, caen en la vanidad. Creen que los estudiantes van a hablar de ellos como viejos sabios del periodismo y los van a halagar.
¿No temían sus colaboradores no conseguir trabajo luego?
- Ellos lo tenían muy claro que ninguno iba a trabajar nunca en parte de la empresa de El Mercurio. Una de ellas está en La Tercera que es la competencia, y los demás trabajan en oficinas de prensa o en docencia.
Ustedes entrevistan a Raquel Correa, periodista de El Mercurio que entrevistó al dueño. ¿Tuvo problemas por aceptar colaborar con ustedes?
- Sí, la echaron del diario. Es una información que no circula, que se habla bajo cuerda. El Colegio de Periodistas nunca dijo nada de eso. Lo cierto es que perdió su trabajo.
¿A veces la prensa es más poderosa que la política?
- Es que la política tiene sus vías de ejecución. La prensa es donde se realiza la política.
¿Usted considera que el documental en Chile está cubriendo el espacio informativo que la prensa no cubrió durante la dictadura de Pinochet?
- Sí, por supuesto que sí. El documental cumple un rol que la prensa no tuvo la capacidad, ni la tiene todavía. El periodismo de investigación es muy escaso en Chile. Hay muy pocos ejemplos de buen periodismo de investigación. El documental tiene la particularidad de tener más tiempo, y poder dar profundidad a los temas. Se demoran un año en hacerlos. Este tomó tres.
¿El gobierno de Pinochet marca el documental en Chile?
- El documental en Chile es muy amplio, muy diverso. Refleja lo que pasa en el mundo con el documental. Hay documentales muy personales, que ponen en escena la intimidad del director, junto a documentales en los que el director no tiene presencia. Se ha ido reafirmando la fuerza del trabajo de la memoria de los últimos 50 años en Chile. Antes era mal visto eso, por una política conducida desde El Mercurio. Se decía que era muy manoseado que no interesaba a la gente, pero la experiencia indica lo contrario.
Dato
Los próximos proyectos de Agüero son los documentales 21 son los dolores, dedicado a Violeta Parra, y Geometría y misterio, de corte experimental, en el que aborda la relación de su casa con la ciudad de Santiago.
Versión extensa de la misma entrevista que publicamos hoy en El Peruano y Andina
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