lunes, marzo 22, 2010

Juventud Oriental


En 1984 un joven Julio Heredia viajaba a China para trabajar de periodista. Dos años después, tuvo que salir del país por una serie de circunstancias. Pero esa experiencia le sirvió de impulso para un conjunto de poemas sobre búsqueda de la identidad y de temática homo erótica que titularía Libro de los muchachos chinos.
Curioso que dos escritores peruanos – usted y Oswaldo Reynoso – viajaron a China en la misma época y han publicado libros sobre esta experiencia con fuerte carga homoerótica.
- A mí mismo me sorprendió ver que había unas afinidades que a mí mismo no me parecían evidentes entre el temperamento de Reynoso y mío. Cuando aparece En busca de Aladino de Reynoso, no es que me quiera defender pero yo ya había escrito Libro de los muchachos chinos. No sé cómo explicarlo, pero en todo caso me conmueve porque Oswaldo es una persona muy ideologizada. Yo he sido una persona que ha tratado de mantenerse, si no neutral, tratando de no hacer de la política un sujeto central de sus preocupaciones. A pesar de todas nuestras diferencias, veo que hay una afinidad espiritual. Pero quizás un rasgo común que tiene que ver con el estilo literario.

¿Qué le empujó a escribir este libro? ¿La muerte del amigo que cuenta al inicio, su paso por China?
- Fueron muchos elementos que fueron sumándose. La impronta fundamental fue esta confrontación con China, que de manera imprevista fue una confrontación conmigo mismo. Hay momentos en que he pensado que China fue el pretexto de una lucha que tenía que librarme a mismo. Hasta el momento en que salí del Perú a los 24 años no había tenido una confrontación mi ser profundo. Yo estaba demasiado metido en el periodismo. En China tuve más tiempo para mí y para esta confrontación.
¿En qué consistió este cuestionamiento?
- En la manera en que yo asumía la sensualidad y la sexualidad. Ya en el Perú había sido un poco difícil de asumir esto. Yo participé en el movimiento Kloaca de los ochenta, en donde estaban Roger Santibáñez, Mariella Dreyfus, Domingo de Ramos. Se dio una situación particular por que, siendo personalidades muy rebeldes, cuando quedó claro que mi opción amatoria era homosexual hubo una reacción muy adversa que yo no me esperé. Me expulsan, dando como razón que me había dejado llevar “por una corriente pasional autodestructiva”. Así decía el parte, seguramente redactado por Roger que ha seguido siendo mi amigo hasta ahora. Ese clima, conflictivo en lo personal, pero también en lo social – yo había ido tres veces a Ayacucho previo a lo de Uchuraccay – me produce un quiebre moral. Previo a viajar me destroza la muerte en un atentado de un amigo, Miguel Portugal, que jamás pensé que fuera de Sendero.
¿Qué situación encuentra en China?
- En Pekín va operándose un acomodo de mi estabilidad nerviosa. Lo más impresionante que las relaciones de sexualidad no convencional o marginal eran recibidas en intimidad con mucha naturalidad. Comienzo a tener contactos con personas, jóvenes como yo, que no tenían el sentimiento de culpa ni la presión social.
¿La homosexualidad y la culpa es una constante en nuestra literatura, aún en escritores como Jaime Bayly?
- Así es. Está como justificándose todo el tiempo en su vida pública. Yo creo que esa irreverencia aparente es una justificación permanente. Todos los demás escritores también asocian la culpa y la homosexualidad, incluyendo a Oswaldo Reynoso. En Octubre no hay milagros hay cierta satanización de esa opción sexual. Los últimos libros de Oswaldo son prístinos a ese nivel. Creo que hay una decantación que se ha producido en su literatura.

Algo más
Este jueves a las 19.30 horas se presentará Libro de los muchachos chinos en la librería Crisol del óvalo Gutiérrez (Miraflores). Los comentarios estarán a cargo de Max Castillo y Oswaldo Reynoso.

Dato
Julio Heredia menciona que está en proceso su esperada novela sobre su salida de China.
Foto: Rocío Farfán / Agencia de Noticias Andina

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