Emily Jenkins (Renée Zellweger), una asistenta social muy involucrada con su trabajo –menores criados por familias conflictivas– que casi no tiene vida propia. Esta situación de soledad parece que cambiará cuando conoce a Lillith Sullivan (Jodelle Ferland), una frágil niña a la que decide acoger en su hogar. Pero, como dicta la norma de este tipo de películas, detrás de ese tierno rostro buscando cariño se esconde el mal.
Salvo una que otra escena, se apoya más en el terror psicológico que en el derivado de efectos especiales. No se puede negar que sigue un planteamiento clásico de este género con una puesta en escena en forma eficiente. Pero esa virtud es también su principal problema. Para un espectador medianamente avispado resulta fácil anticipar cómo irá la película, lo que le quita sorpresa a la historia, lo que no es poca cosa si se pretende causar miedo.
Otro defecto, derivado de lo anterior, es lo estereotipado de las situaciones y lo poco construidos de los personajes. Un ejemplo es la escena en que la pequeña Lillith asusta a un psicólogo con una charla de lo más inocua. Aparte de inverosímil, hace recordar a demasiadas escenas similares de otras películas y que fueron mejor resueltas. Asimismo, el trauma de Emily con la muerte de su madre, motor de su comportamiento y clave para el desenlace, queda sólo esbozado sin profundizar en él.
Si la semana pasada alabábamos una interesante vuelta de tuerca a las historias de vampiros con la sueca Criaturas de la noche, ahora queda advertir de un filme entretenido, con buena puesta en escena, pero con muy poca originalidad. Muchas historias de este tipo se han llevado a la pantalla grande, y ésta no aporta nada en particular más allá de divertir medianamente durante casi dos horas. Pero si lo que se busca es asustarse con la misma historia de siempre, esta es la opción.
Ficha técnica
Caso 39
Dirige: Christian Alvart.
Actúan: Renée Zellweger,Jodelle Ferland, Ian McShane, Adrian Lester, y otros.
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