Los dos personajes narraban semana a semana alguna anécdota desde su particular y contrario punto de vista. Las canciones de protesta que componía Caín o los moralizantes poemas de Abel, escritos “de puño y letra” eran la yapa de sus peripecias.
Aunque la sección duró sólo unos meses, para varios amigos de mi generación fue un producto de culto. El grupo de rock de Caín, Flatulencia, debe ser uno de los más recordados de la escena subte ochentera, aunque nunca nadie los haya escuchado. En no pocas reuniones he oído a nostálgicos recordar las columnas de estos hermanos con tanta precisión que he empezado a dudar.
Un ritual personal en las hemerotecas en las que he recalado es buscar
La edición hecha por Contracultura tal vez sea perfectible. Un poco de información que contextualice cada entrega de Caín y Abel no estaría de más. Pero son detalles mínimos. El 7 de diciembre de 1987 Caín salía de su casa a tocar con su grupo de rock, mientras Abel se recuperaba de una patada de su mellizo. Hoy ambos están de vuelta.
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