La trama gira alrededor de personajes que no se hallan satisfechos con su vida, como la porrista que desea trascender por su intelecto y estudiar una carrera; los gemelos Tim y Jem quienes juegan a ser el otro; el periodista atrapado en un pueblo chico o Webb, un fracasado expulsado del ejército. No importa que su frustración se maquille con Ipod, consumismo, algo de droga y sexo; les falta algo más para sentirse realizados.
El estilo ágil y claro del narrador boliviano no se resiente en esta su primera excursión de ficción en Norteamérica. Logra crear un cuadro verosímil e inquietante, el reverso de la medalla dorada que nos muestran tantas series y películas. Pero también aborda uno de sus temas recurrentes, las relaciones personales, en un contexto nuevo.
Como curiosidad, dos de los que logran sortear el temporal son los más cercanos a
Los vivos y los muertos de Edmundo Paz Soldán (Alfaguara)
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