Miguel (Cristian Mercado) es miembro respetado de un pequeño pueblo de pescadores y está a punto de ser padre. Nadie sospecha que, a espaldas de su comunidad, vive un romance con Santiago (Manolo Cardona), un artista foráneo que muchos rechazan por su opción sexual. Un día, después de una discusión, Santiago tiene un accidente. Su alma sólo puede ser vista por Miguel, mientras su cuerpo espera ser “enterrado”. Presentada así la trama, el mayor temor es tener enfrente una predecible cinta aleccionadora, en la que se busca la aceptación de la homosexualidad y de lo políticamente correcto. Aunque algo de eso hay, el primer largo de Javier Fuentes-León trasciende el tema y va más allá.
No lo decimos sólo por el componente fantástico, que hace recordar a Doña Flor y sus dos maridos (película de Bruno Barreto basada en la novela de Jorge Amado). También por crear un universo particular. Por ejemplo, en la caleta se tiene la costumbre de sepultar a los muertos “entregándolos” al mar. Como en Madeinusa, se inventa una tradición que es funcional a
Otro acierto es la manera inteligente en que se ha usado al paisaje. Se siente a la caleta sin nombre como un mundo aparte. Casi no existen, además, marcas de época o país. La historia podría suceder en cualquier lugar. Las actuaciones del protagonista y de Tatiana Astengo haciendo de su esposa son logradas, no así los de Cardona que, tal vez por las líneas de su personaje, se nota algo esquemático. En suma, se trata de un excelente debut.
Ficha técnica
Contracorriente de Javier Fuentes-León
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