El nombre de Eduardo Adrianzén está asociado para muchos al mundo de la televisión. Ha sido guionista o productor de éxitos como Los de arriba y los de abajo, Demasiada belleza, y otras novelas. Pero paralelamente a esta carrera en la pantalla chica, Adrianzén tiene en su haber casi diez obras de teatro estrenadas. En pocos días será el turno de su novena aventura en las tablas*.
Usted ha hecho el camino inverso a muchos. Comenzó en el cine, siguió en la televisión y luego hace teatro.
-Comencé actuando como una manera de entrar al medio en general [fue el esclavo en La ciudad y los perros de Francisco Lombardi]. No me interesaba la actuación sino escribir y eventualmente producir. Hace 22 años me inicié en la televisión. Una década después entre a hacer teatro. En el principio me sirvió el ser un poco conocido por hacer tele.
¿Cuáles fueron las ventajas y desventajas de empezar así?
-Desventajas creo que ninguna. Siempre me he sentido muy a gusto en el mundo del teatro. Ventajas sí. Me hacían un poco más de caso, al menos al principio. Me sirvió mucho al comenzar.
¿En dónde se sientes más cómodo? ¿En el teatro o la televisión?
-No tiene nada que ver. Son dos formas distintas de concebir un proyecto. La televisión es mi carrera, de eso vivo y me gusta. No hago televisión porque quiera hacer cine. La tele es un medio extraordinario. Nunca he hecho cosas que no me gusten. Pero teatro es otra cosa, otro disket que te pones. Es la oportunidad de tratar temas que no son masivos. Puedo tratar temas que le gusten a un reducido grupo de gente.
¿Qué vasos comunicantes hay entre su obra teatral y la televisiva?
-Espero que ahora ninguno. Al principio me decían que escribía muy televisivo. Pero desde mi obra El nido de las palomas (2000), en el que combinaba poesía con el lenguaje teatral, me quiero zafar de eso. No creo que la televisión deba invadir el teatro, me parece fatal. Con Demonios en la piel (próxima a estrenarse) no tiene ninguna referencia a nada.
¿De qué trata Demonios en la piel?
-El pretexto es la vida del cineasta Pier Paolo Pasolini, pero en realidad gira en torno a la pregunta de qué es lo bello. También habla de las contradicciones. Pasolini es símbolo de las contradicciones del siglo XX. Es, además, la historia del rodaje de una película. La trama es simple. Se trata de tres chicos que son extras en una escena de una cinta de Pasolini.
Cuatro claves sobre Eduardo Adrianzén
A fines de la década de 1980 publicó el libro de cuentos Sonrisa para persona equivocada.
Realizó por un corto periodo de tiempo críticas de cine para el diario El Peruano.
Alista para el próximo año su décima pieza teatral, la cual se inspira en un tema religioso
Demonios en la piel toma como telón de fondo la última escena de la película Los cuentos de Canterbury de Pier Paolo Pasolini
*Esta entrevista es de setiembre de 2007, cuando se estaba por estrenar Demonios en la piel. Ahora será el turno de Sangre como flores. La pasión según García Lorca.
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