Desde ese lejano día mucha agua –y líquido de revelado– ha pasado. Su legendario archivo fotográfico debe ahora superar el millón de negativos. De este invalorable patrimonio el “Chino” ha escogido una pequeña pero significativa muestra. Algo más de 300 imágenes captadas por su lente se expondrán desde esta semana en la Casona de San Marcos. Esta retrospectiva cuenta con el auspicio de Petroperú y el apoyo de amigos del fotógrafo como el poeta Reynaldo Naranjo y el periodista Constante Traverso.
Conversar con el “Chino” Domínguez se asemeja a un viaje en el tiempo. Si uno sabe jalarle la lengua, él no para de contar mil y una aventuras en pos de la primicia. Su nostalgia se nota al hablar de esa época en que el periodismo se confundía con la bohemia, y las exclusivas se gestaban en las boites de la plaza San Martín.
“Cuando comencé era más difícil el oficio de reportero gráfico. Con decirte que hasta los muertos nos salían movidos”, comenta con ironía. Sin embargo, hace dos años y medio dejó de lado las cámaras de rollo por las más modernas digitales, pues “esa tecnología permite registros más nítidos”. Pero también da una máxima a tomar en cuenta: un fotógrafo debe ser quien domine a la cámara o si no está perdido.
Carlos “Chino” Domínguez asegura que, a pesar de todo el tiempo ejerciendo el periodismo nunca ha estado en la planilla de ningún medio. ¿El motivo? Ser dueño de sus negativos. El fotógrafo espera que luego de esta muestra retrospectiva algún organismo del Estado se interese en su voluminoso archivo. No obstante esta informalidad laboral, señala que nunca puede parar de trabajar. “Uno es reportero las 24 horas del día”.
Al despedirnos Domínguez nos encarga varias invitaciones personales para su muestra a amigos suyos que trabajan en este diario. “Ni a ti ni a tu fotógrafo les doy porque son periodistas, y los periodistas entramos en todos lados sin que nos inviten”.
Allí estaremos.
*Este artículo lo publiqué en el Diario El Peruano con razón de una exposición que montó el Chino Dominguez en la Casona de San Marcos en noviembre de 2006. Que en paz descanse.
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