(Entrevista publicada en febrero de 2006 en el suplemento Identidades)
Arturo Corcuera (Trujillo, 1935) acaba de ganar el premio Casa de las Américas. El jurado se lo concedió de forma unánime por A bordo del Arca, poemario donde retoma temas de su célebre Noé delirante. En España su libro La flauta Kikirikí (Editorial Everest) está registrando buenas ventas. Para este año el poeta alista varios proyectos más.
¿A bordo del arca, con el que ha ganado el premio Casa de las Américas, es un libro de reciente elaboración?
- Es parte del material que tengo para publicar. Lo que pasa es que me demoro para sacarlo al público. He escrito A bordo del arca a lo largo de varios años.
¿Sigue con la misma temática que Noé delirante?
- Se trata del arca encallando en Santa Inés, donde yo vivo, y realiza un recorrido por mi casa. Todo está sugerido como en Noé delirante donde no aparece Noé. Pero utilizo en A bordo del arca versos sueltos, más anchos, que en el otro libro. Tiene mucho de memoria y de celebración.
¿Cuánto se demoró en escribir este libro?
- Un libro no se demora tal cantidad de años. Un libro se concibe mucho antes de comenzar de escribirlo. El Noé me demandó cuarenta años. La última reedición tiene 240 nuevos textos. Uno se apura cuando está joven. A mí también me ha pasado. Algunas obras mías ya no las consigno en la solapa de mis nuevos libros.
¿Por qué tantas reediciones aumentadas de Noé delirante?
- Porque es un libro que me he demorado cuarenta años en escribir. Lo he ido publicando parcialmente. Es difícil encontrar un libro de ese volumen, sobre todo si es poesía y no novela. Mi última reedición tiene el auspicio de la Universidad Alas Peruanas. En el Perú no hay ninguna editorial del Estado. Cumple un poco ese papel la del Congreso.
¿Qué otros proyectos tiene?
- Estoy embarcado en otro poemario. También tengo planeado un libro de memorias. Además tengo otra obra lista para publicar, Celebración del cuerpo, que es poesía de amor.
Otros países de la región hacen campaña para que sus poetas ganen premios. Por ejemplo, en Chile han nominado a Gonzalo Rojas ¿Qué opina al respecto?
- Por eso Chile tiene tantos premios Nobel, Sofia o Cervantes. Para esos grandes premios se necesita un apoyo oficial. Eso es materia de política cultural al nivel de Cancillería. Eso me preocupa mucho. Países como Ecuador se mueven más y obtienen mayor presencia. Varios de sus escritores han sido embajadores, por ejemplo. Entonces están en vitrina.
¿Eso no se puede dar en el Perú?
- No, por qué si analizamos un poco comprobaremos que todas las famas se han tenido que hacer fuera. Para triunfar los escritores peruanos han emigrado. Mario Vargas Llosa hizo su carrera en el extranjero. Alfredo Bryce Echenique igual. Todos han escrito sus mejores libros allá, desde Chocano. Vallejo ni que se diga. Si hubiera muerto acá, se habría demorado más en ser rescatada su obra. Pero felizmente no murió acá. Pero veamos lo que pasa con dos grandes poetas como Eguren o Martín Adán que no trascienden los medios literarios.
"Se fatigó el tema social"
¿Qué ha cambiado en su lenguaje poético en los últimos años?
- En los últimos tiempos he escrito más de quince libros. Siempre hay una búsqueda, una experimentación. Pero siempre dentro de una identidad propia que caracteriza mi poesía que es la fabulación, el acto lúdico, la memoria, la celebración.
¿Ve alguna afinidad con los escritores que están surgiendo recientemente?
- No, porque mi poesía no está dentro de las corrientes de moda. Pero sin embargo Jerónimo Pimentel o Antonio Cisneros dicen que se han formado leyendo Noé delirante de niños. Me cuenta Jerónimo que se reunía en su barrio para leer ese libro. Pero con sus lecturas y vivencias buscan otro rumbo, una voz personal.
¿Por qué la poesía actual no tiene tan presente los temas sociales y políticos como se hacía hace unas décadas?
- Porque hubo una fatiga con esos temas y porque nunca hubo una gran tradición en esa corriente en el Perú. Para la creación de una gran poesía que incorpore las preocupaciones sociales se necesita tiempo. Yo mismo hice una poesía de circunstancia política, de arenga perifoneable. Pero era conciente que la hacía por un tiempo y que volvería a mi voz.
¿Le parece que la poesía política tiene poca vida y que no se lee igual con el pasar de los años?
- Hay buenos poemas de todos modos. Por ejemplo, Canto coral a Túpac Amaru de Alejandro Romualdo. También de Bertold Brecht o Pablo Neruda. Lo que importa en poesía es el resultado, cualquier haya sido el tema. Puede ser religioso, místico, ecológico, bucólico.
¿Qué significa para usted ser poeta a tiempo completo?
- Lo que sucede es que con mi edad no me dan trabajo en ninguna parte. Entonces tengo más tiempo para escribir. Me levanto temprano y escribo hasta el mediodía. Escribo más últimamente. Creo que estoy en mi mejor momento.
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