jueves, agosto 25, 2011

The Brooklyn Follies de Paul Auster: De vuelta al barrio

(Publicado en agosto de 2006 en el suplemento Variedades)
El autor de Leviatán y Tombuctú describe en su última entrega al Estados Unidos de la era Bush. Para ello escoge el mejor escenario posible: la ciudad de Nueva York meses antes del once de setiembre.

Nathan Glass, un jubilado vendedor de seguros, después de varios años regresa a esperar la muerte a la ciudad donde creció. Sufre de cáncer, está peleado con su única hija y no tiene buenas relaciones con su ex esposa. Sin embargo, lo que comienza como una pesadilla parece convertirse de a pocos en un cuento de hadas con un final incierto.

El mundo que descubre Glass en la vuelta a su Brooklyn natal pareciera más acogedor que lo esperable. Él, que ha perdido a la familia, va construyendo una nueva con otros solitarios similares. Caminando por el barrio se topa con a una variada gama de personajes que lo acogen como uno más.

Entre los nuevos vecinos encuentra a un ex convicto homosexual vendedor de libros de viejo, su sobrino perdido que ha abandonado una promisoria vida académica para hacer taxi en la Gran Manzana, una despampanante joven madre, una mesera latina y su antisocial marido, entre otros. El protagonista, jubilado y enfermo, gasta sus mejores esfuerzos por hacer de su pequeño universo un lugar ideal para vivir o morir.

A la vuelta de la esquina
Auster recrea en Brooklyn Follies el ambiente que se vivía en Estados Unidos en las postrimerías del gobierno de Bill Clinton y los inicios del de George W. Bush. La variopinta vitrina de personajes sirve para mostrarnos a un grupo de gente atrapados en pequeñas grandes tragedias personales.

Un engañoso manto de normalidad cubre la vida de Nathan y compañía. Sin embargo, la violencia y la intolerancia irrumpen en la trama a la menor oportunidad. La confianza de los personajes en una sociedad ideal - la de su país - se va resquebrajando de a pocos a pesar de los intentos por ocultarlo.

Pero además de una metáfora política, Brooklyn Follies - literalmente "Tontos de Brooklyn" - es un canto a Nueva York como crisol de culturas. Italianos, judíos, irlandeses, latinos, afroamericanos, desfilan en sus páginas en engañosa armonía. Da cuenta, en suma, de una ciudad que no aguarda la tragedia que protagonizará dentro de poco.

En esta novela todos tienen planes inconclusos, proyectos que van dejando de lado o retoman a destiempo. El protagonista empieza a escribir a avanzada edad, su sobrino no se decide a redactar su tesis de doctorado, la hermana de éste nunca encamina su vocación por el arte, y así con los demás personajes.

Algunos de los problemas que aquejan a la nueva familia de Nathan Glass se van superando, otros empeoran y desaparecen. A pesar de todo, el atentado del once de setiembre contra las Torres Gemelas es una constante sombra que se vislumbra en comentarios sueltos de los personajes y en el avanzar del calendario hacia esa fecha fatídica.

Es imposible leer este libro sin tener en mente el contexto internacional actual. Resulta irónico, por ejemplo, la aparición de David Minor, un peculiar personaje secundario que busca regenerar al mundo a la fuerza a través del fundamentalismo religioso.

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