miércoles, agosto 17, 2011

Cantinflas: Pelado universal

Existen personajes que, querámoslo o no, nos acompañan a lo largo de la vida. Tan entrañables que es difícil recordar cuando uno los conoció. Uno de ellos, Cantinflas, se celebra su centenario en estos días.
Los memoriosos de mi generación recordarán haber visto en el cine – o en el primer aparato de video de la casa – a El barrendero (1982), última incursión del bufo mexicano en la pantalla grande. De esa cinta, considerada por la crítica una de sus más bajas entregas, guardo en la memoria algún gag que, a la edad que lo vi, resultaba hilarante y una que otra broma coyuntural a las novelas del momento.
Pero por suerte, la impresión que dejó ese filme se diluye en medio de la avalancha de cintas suyas – mejores en todo sentido – que los programadores de televisión han tenido a bien repetir una y otra y otra vez. Y, cosa curiosa, a pesar del tiempo y las repeticiones, siempre arranca más de una risotada.
Pienso en especial en títulos como A volar, joven, Ahí está el detalle o Águila o sol, en las que su estilo característico no ha sido del todo domesticado. Mucho se ha hablado de cómo el pelado, su personaje representativo, se apropia del lenguaje en contra de los poderosos. Esa fama tiene mayor asidero en sus primeras cintas, en las que la picardía no tiene límites.
Humor a prueba de tiempo
Aunque uno pueda preferir a ese otro pícaro mexicano que es Tin Tan, no se puede dejar de reconocer que el valor de la impronta de Mario Moreno. Tal es así, que es posible no haber visto una sola de sus películas, pero es muy difícil no saber quién es. Hasta en el diccionario de la Real Academia le han tenido que dar un espacio para cantinflear.
El idioma como arma. Voltear lo que se dice o no se dice, pero se desconoce, para defenderse. El floro latinoamericano llevado a la enésima potencia. Como en esos juicios absurdos y eternos, también en nostálgico blanco y negro, de ese otro gran cómico Trespatines.
A fines de los ochenta y comienzos de los noventa hubo un programa de dibujos animados que buscó usar su figura para enseñar a los niños algunos datos de cultura general. Las guerras napoleónicas, cuándo se inventó el pan y cosas así. Muy loable presar su imagen para este fin. Aunque al final, al oír su nombre lo primero que me venga a la cabeza sean esos diez minutos geniales en que, por exceso de cortesía, se anima a pilotear un avión sin preparación previa en A volar, joven.

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