El 24 de setiembre de 1991 un grupo desconocido que tocaba en la ciudad de Seattle lanzaba al mercado su segundo álbum. Ni su disquera ni ellos mismos tenían mucha fe en la repercusión que pudiera tener esa producción. Pocos meses después, los temas de ese larga duración desplazaban al mismísimo Michael Jackson, el llamado rey del Pop, de las listas de más pedidos.
A comienzos de 1992 ya los amantes del rock de todo el orbe se habían familiarizado con el nombre del grupo – Nirvana – y, como mínimo, reconocían un par de canciones de su álbum Nevermind. El video de la canción Smell like teen spirit era de los más solicitados. Las declaraciones que Kurt Cobain, el líder de la agrupación, diera empezaron a tener tanta cobertura como las de las figuras más famosas del circuito comercial. Pero, ¿quiénes eran estas estrellas recién llegadas al firmamento musical?
El estilo de Nirvana no era el que se acostumbraba a escuchar en las radios. Las listas de éxitos las dominaban, en la fecha de lanzamiento, artistas como Paula Abdul, C + C Music Factory y Mariah Carey, compartiendo espacio de forma excepcional, con bandas como R.E.M. o E.M.F.
Formados en las canteras del rock alternativo, tenían como ídolos a grupos poco conocidos por el público masivo como Pixies o Melvins. Su anterior entrega discográfica, Bleach, transitaba por ritmos cercanos al punk y al hard core, logrando una acogida ínfima en el mercado. Sin embargo, con Nevermind, con un sonido ligeramente más melódico, cosecharon lo que ningún otro grupo de su estilo esperaba.
Su éxito le abrió la puerta de la difusión masiva a agrupaciones que tenían similares motivaciones. En cadenas de videos como MTV fue frecuente encontrarse con Pearl Jam o Red Hot Chili Peppers, Smashing Pumpkins – grupos que, dicho sea de paso, recién llegaron para tocar en el Perú en los últimos meses. Una frase atribuida a uno de los integrantes de Nirvana dice que la década de los 80 acabó cuando salió el Nevermind al mercado. Y mucho de eso hay.
Pero el éxito al que no aspiraban afectó más a Kurt Cobain, el cerebro y rostro de la banda. Demasiada exposición a la que no estaba preparado, sumado a sus aficiones a las drogas, lo fue empujando a una espiral autodestructiva que terminaría con su suicidio en 1994. Pero entre su ascenso al estrellato y su muerte, tuvo tiempo para dejarnos otras joyas musicales más.
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