miércoles, noviembre 02, 2011

Conversaciones pendientes

Acaba de aparecer el libro Quise decir adiós, de Enrique Sánchez Hernani dedicado a Constantino Carvallo. Con esta excusa, conversamos con el poeta de fútbol, hijos y literatura.

¿Cómo surge este poemario?
- Yo venía escribiendo un propósitos de propósitos un poquito más ambiciosos en cuanto al despliegue del lenguaje, el tema, la organización como libro mismo. Pero hace tres años ocurre el terrible suceso de la partida de Constantino. Por la relación que tenía con él, que lo conocía desde que teníamos 26 años y que mis tres hijos hayan estudiado en su colegio, el shock fue devastador. Fue una cosa muy fuerte para mí que me llevó a inmediatamente a pensar en escribir sobre cómo había sido nuestra relación. De alguna manera, tratar de recomponer conversaciones que yo pienso le debía. A veces por el apuro de la vida diaria no teníamos mucho tiempo para conversar, solo charlas al paso.

Noto que es una reflexión sobre el paso del tiempo.
- Sí, es una reflexión sobre el paso del tiempo, sobre la vida, sobre la importancia de determinadas personas para otras. Y también cómo esas personas ejercen una influencia en tus hijos, que es lo que más quieres en la vida. Constantino no es un profesor cualquiera. Se involucraba totalmente con sus alumnos. Incluso se conocía los segundos nombres y las chapas. Siempre le guardé mucha gratitud, y consideré conveniente escribir este libro para expresársela, además de hablar de mi dolor y poner a mis hijos que son partícipes de esa historia.

Los versos dedicados a los hijos son muy emotivos.
- Yo siempre mantuve una relación bastante buena con mis hijos. Mi relación con Los reyes rojos y a Constantino viene por eso. Yo venía de un hogar tradicional, formal, con un padre ex oficial de la Marina con un carácter bastante duro. En una etapa en que los jóvenes de los 70 teníamos grandes rupturas y conflictos con nuestros padres, eso me hizo pensar que necesitaba otro rumbo cuando me casé. Y ese otro rumbo, una educación libre, abierta, sin discriminación, solidaria, integrada, esa era Los reyes rojos. Mis ojos participaron de una educación que yo elegí de manera ex profesa en un colegio que felizmente encontré, porque era lo que esperaba de la vida. Escribir sobre ellos en este libro es una manera de aproximarme a Constantino.

En estos versos dedicados a Constantino también habla de la generación de ustedes dos y sus expectativas
- Efectivamente. Como veníamos de la misma generación de jóvenes que en los años 70 teníamos 17, 18 años, teníamos un mismo tipo de aficiones, de ideas, sueños. En ellos estaba no sólo estaba la justicia, sino también la libertad personal, el afecto real. Un poco proviene de la cultura hippie, pero madurada al embate de confrontaciones sociales muy fuertes en el Perú y el mundo de esa época. Y también con eventos como la música como el rock, que era una especie de religión en esa época, que no los segmentaba a los jóvenes como ahora. Además del cine que era una de las pasiones de Constantino, y era parte de esa épica generacional.
A falta de fútbol, buena es la poesía
¿El tener un padre marino habrá dificultado su vocación a la poesía?
- Sí. Yo siempre he pensado que nadie nace a la poesía, en el conjunto de las artes, por un problema de dedicación profesional. Uno naces a la poesía por un problema por una especie de trauma personal, por tener una gran incomunicación con el mundo, que resuelves en la poesía. Por ser un ejercicio literario más libre que el de la narrativa o el ensayo, provoca grandes sesiones de catarsis, grandes sesiones de liberación personal. Muy parecidas a las que tienes cuando te pones ante un sicoanalista. Todo ese tipo de manifestaciones tienes que tener para salvar tu vida y a ti mismo. El resto lo componen tus gustos, si te dedicas a leer o no. Porque hace falta un trabajo. No basta ese impulso decidido de la ruptura, en mi caso contra la rigidez familiar. En mi caso se tiene leer mucho y se debe vivir el doble.

Leer mucho y vivir el doble, buena frase.
- Eso es fundamental. A mí me ha gustado siempre el fútbol, pero no he podido practicarlo soy miope y tenía sobrepeso de niño. Era gran hincha de Alianza, pero nunca practiqué. Iba al estadio pero nunca practiqué. El vacío que otros niños llenaban jugando fútbol lo aproveché para leer, porque a mis padres les interesaba que leyera. Ante la tristeza de no poder jugar, emplee el tiempo en leer. Me dediqué a leer sobre todo poesía.

¿Cómo nacen sus poemas? ¿Tiene una estructura previa sus libros?

- Van apareciendo nada más. Creo que es común a todos los poetas. Siempre he dicho que la frase más apropiada es la de André Breton: un poeta es un pararrayo. Va absorbiendo la energía del medioambiente, te vas cargando, y en un determinado ocurre la gran descarga. Es la primera o la segunda frase de un poema sobre algún tema que te preocupa. Que luego vas escribiendo gracias a un impulso que no conozco que es de origen subconsciente. Solamente el proceso consciente entra cuando corriges el texto. Es un proceso bien difícil de describir y bastante desconocido. Muy distinto que la prosa.

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