En las estaciones del Metro de Lima se estuvo exhibiendo la muestra
“Mírame, Lima”, hecho en forma colectiva por los fotógrafos Morgana Vargas
Llosa y Jaime Travezan y el director artístico David Tortora. Ahora está en el parque de la Amistad en Surco. Conversamos con
Morgana al respecto.
Sus trabajos anteriores son más periodísticos que el actual,
que es más artístico.
- Es un cambio radical. Yo
me formé en fotoperiodismo. Eso me ha apasionado siempre. He trabajado en el
diario El País por doce años. Pero cuando tuve a mis hijas, se complicaba un
montón. Tuve que parar unos años. Cuando regresé retomé mi carrera, pero debía
haber un cambio. No está mal reinventarse.
Supongo que algo más propio que los libros que hizo antes,
siguiendo el trabajo de tu padre.
- También eran trabajos súper propios. Eran reportajes
gráficos. De hecho, los libros que hice con mi papá, son él que me ha venido a
ver a mí. Yo fui seis meses a vivir
a Irak y le dije si no quería hacer un reportaje. Trabajaba en el diario El
País y me mandaron a cubrir por ejemplo el conflicto Israel-Palestina y mi papá
venía de reportero. Yo tomaba las
fotos, y el se encargaba de las entrevistas, porque para escribir soy negada.
¿Cómo surgió esta idea distinta a lo anterior?
- En realidad, no es tan distintas. Es un tipo de fotografía
que trata de contar historias y mostrar una realidad como la vemos nosotros. Lo
que varía son los mecanismos empleados. El hecho de tomarnos la libertad de
usar el photoshop. Otro es la planificación. En el periodismo gráfico dependes
más de tu instinto y de lo que te encuentres.
¿Qué tal trabajar en equipo?
¿Qué tal trabajar en equipo?
- Por suerte, somos muy amigos. Justamente salió de
conversaciones. Yo quería
reencontrarme con mi ciudad, que es muy distinta a la que yo dejé a los 13 años
de la que todos querían irse. Cuando volví no era muy consciente de cómo era la
ciudad. Uno vive aislado en pequeñas burbujas. Esta ciudad es gigantesca,
caótica, mal comunicada. Tenía la necesidad de conocer la Lima de hoy.
Han expuesto en Londres, Nueva Yo rk,
en el MAC, y ahora en las estaciones del tren. ¿Qué les emociona más?
- Todo me parece importante. Me parece importantísimo que
tengan en el extranjero otra mirada de cómo somos. Sin embargo, para mí siempre
ha sido un sueño llevar las fotos a la calle, al encuentro de personas que se
les complica ir a galerías. A mí siempre me ha fascinado esta idea desde que
expuse hace años en el Fotomuseo de Bogotá, que no tiene lugar fijo y exhibe en
toda la ciudad.
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