En 2003, Historias mínimas, una película interpretada por personas sin experiencia actoral, ganó el premio del Festival de Cine Latinoamericano de Lima. Esa cinta marcó el regreso, después de una década dedicada a la publicidad, de su director, el argentino Carlos Sorín, al mundo del sétimo arte. Ahora, el cineasta está en nuestra ciudad como parte del jurado del mismo premio que recibiera hace tres años.
Una constante de su cine es el viaje...
–Sí, siempre hago películas con temas de viaje. La próxima también lo será. Me encanta viajar. Me siento cómodo en las estaciones de servicio, en la ruta. La película es para mí como un paréntesis. Salgo de mi vida cotidiana y me paso tres meses viajando.
¿Cómo planifica sus proyectos?
–Hay algo que no se puede planificar que es tener la idea en general. Luego, lo primero que me entusiasma es un personaje y después creo la historia. Hago al revés de lo usual, en el inicio se crea la trama y luego se adaptan los papeles. Mis películas son más de personajes. Por eso apuesto a no actores que sean similares en la ficción y la realidad.
¿La trama termina siendo una excusa para describir personajes?
–Exacto. Me interesa más el desarrollo del personaje, sus gestos, su drama. Mis historias son muy simples. No tengo plots muy complejos que te atrapen. Si no te enganchó el personaje de mi película, moriste.
¿La propuesta de trabajar con actores no profesionales no llega a un límite?
–Sí, se agota porque sólo puedes hacer papeles muy simples. Tanto así que para mi próxima película espero trabajar con actores profesionales o hacer un mix. Si quieres lograr personajes de cierta complejidad, debes recurrir a los profesionales. Usted también trabaja con animales.
¿Requieren de más trabajo que los actores?
–No, requieren de lo mismo. Hay que filmar mucho y cruzar los dedos para que salga todo bien. La escena más fácil que he filmado es la del final de Bombón. En ella dos perros se emparejan. Sólo tuve que conseguir una perra en celo, a la que no tuve que enseñarle nada.
Su primer filme, La película del rey, es de 1986. ¿Cómo ve la evolución del cine en este tiempo?
–El cine ha adquirido una madurez técnica mayor. Ahora es más fácil hacer películas y mejores tomas con menos equipo. Sin embargo, lo que no ha cambiado es su parte autoral. Sigo pensando que en las décadas de 1960 y 1970 surgieron las obras de los grandes maestros de todos los tiempos: la nueva ola, el cine inglés, Visconti, Antonioni. Esa época es como el renacimiento para el sétimo arte.
¿Esos maestros hubieran hecho mejores obras con los actuales adelantos?
–No, no creo. Eso pasa más por lo “autoral”. Una película de Buñuel es una película de Buñuel, así sea filmada con limitaciones o con las comodidades de hoy. Lo importante allí es Buñuel y su forma de ver al mundo. Esos son cines de autor.
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